Richard Nixon,
que en los últimos tiempos tan pocas oportunidades ha tenido de alegrarse, está ahora feliz, por una vez, porque estrena casa nueva en Nueva York. Vivía en San Clemente, como un recluso, desde que fue obligado a dejar su cargo de presidente de Estados Unidos, acusado de estar en el centro del escándalo Watergate. Con su esposa, Pat, visitó ayer su nueva mansión, desde la que quizá intente relanzar su difunta carrera política. La protesta de los nuevos vecinos de Nixon por llevar una escolta excesiva al barrio al que va a vivir no ha hecho imposible el traslado.
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