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Las Ligas Populares salvadoreñas ocupan la embajada de Panamá

Las Ligas Populares 28 de Febrero ocuparon a mediodía de ayer la embajada de Panamá en San Salvador, que habla corrido la misma suerte el pasado mes de enero. Las exigencias de los ocupantes son las mismas que han planteado para la definitiva solución de la ocupación de la embajada española, aumentadas a raíz de los sucesos ocurridos el martes por la tarde. Entre el grupo de rehenes figura el embajador panameño.

Como se esperaba, los trágicos sucesos del martes han interrumpido la solución definitiva del conflicto originado por la ocupación de la embajada española en esta capital hace nueve días. Leoncio Pichinte, secretario general de las LP-28, afirmó a media mañana de ayer que las posiciones de su grupo habían «variado radicalmente» y que no desocuparían nuestra representación «hasta que no sean liberados los compañeros detenidos ayer y devueltos los cadáveres de nuestros militantes asesinados».No hay indicios de que esta liberación vaya a producirse de forma rápida. Los veintitrés ocupantes de la sede del Partido Demócrata Cristiano (PDC) están en poder de los cuerpos de seguridad, los mismos que, con lujo de brutalidad, desalojaron las oficinas de dicho grupo político, ocupadas desde finales del mes de enero.

Decenas de personas, entre ellas numerosos periodistas extranjeros, pudieron presenciar el desarrollo de los hechos. Fue posible ver cómo se producía el ataque de fuerzas combinadas contra la ocupada sede del PDC, cómo los detenidos aparecían con señales evidentes de haber sido golpeados, cómo despreció la fuerza pública a todos los ocupantes del edificio. En el interior de la casa quedaron cinco cadáveres, asesinados a sangre fría, según miembros de las LP-28 que consiguieron escapar del ataque. Los cuatro dirigentes del grupo ocupante murieron de esa manera. Testimonios posteriores aseguran que los muertos producidos en el asalto, protagonizado por el Ejército y la policía, son diez. De ser así, las víctimas de los disturbios del martes serían quince en total. Los atacantes del PDC no diferenciaron entre ocupantes y rehenes. La hija del doctor Morales Erlich, miembro de la Junta de Gobierno, y la esposa del ministro de Educación, que se encontraban entre los segundos, fueron obligadas por los soldados a tenderse en el suelo junto a los militantes de las LP-28 y recibieron patadas y culatazos como todos los demás. Los dirigentes de la Democracia Cristiana, que, junto al Ejército salvadoreño ejercen teóricamente el poder en el país, denunciaron ayer por la mañana la acción violenta de la policía, y señalaron que los cuerpos de seguridad habían roto olímpicamente el pacto a que habían llegado la Junta de Gobierno y el PDC en el caso de la ocupación de las oficinas del partido. Paradójicamente dicho pacto estaba hecho en casa.

El verdadero poder

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Los incidentes de anteayer demuestran claramente que el verdadero poder en El Salvador reside fuera de la casa presidencial. No manda la Junta de Gobierno, sino que lo hace el ministro de Defensa el todopoderoso coronel García y por delegación, los jefes de los cuerpos de seguridad. En el otro lado del espectro, las organizaciones populares adquieren cada día mayor credibilidad. Los hasta ahora tibios políticos, las clases medias, tienen pruebas diarias de que la buena voluntad está al lado de los miles de jóvenes que llevan sobre sus hombros la lucha contra la desigualdad, la opresión y la injusticia.

Una de esas pruebas fue la liberación, a las siete y cuarto de la tarde del martes (las dos y cuarto de la madrugada de Madrid), del embajador español en El Salvador, Víctor Sánchez Mesa, que formaba parte del grupo de rehenes en nuestra ocupada embajada. Carlos Argueta, responsables de la ocupación, que ya conocía los hechos en los que habían muerto varios de sus compañeros, resaltó que la liberación del diplomático era un gesto que demostraba «la buena voluntad de las LP-28 frente a la brutalidad de los cuerpos de seguridad y la complicidad criminal de la Junta Militar Demócrata Cristiana».

El embajador Sánchez Mesa, después de pasar la noche en un centro hospitalario, está ya en su residencia oficial. Su estado de salud es bueno.

Liberada una rehén de la embajada española

La secretaria del embajador español en El Salvador, Elvira América Menjívar, fue liberada a última hora de ayer por los activistas de las Ligas Populares 28 de Febrero (LP 28).

Las Ligas habían ofrecido liberar a la señora Menjívar desde fines de la semana pasada, pero ella se negó a dejar el recinto diplomático.

Quedan aún dentro de la embajada ocupada, cuatro rehenes: el consejero de la misión Juan Carlos de Ranero, el canciller Manuel de la Helguera, además de dos técnicos españoles de la firma Agroman, Sebastián Hernández y Francisco Núñez.

Durante toda la mañana del miércoles, Pedro Bermejo, enviado especial del Gobierno español para mediar entre las autoridades salvadoreñas y los ocupantes de nuestra embajada, hizo gestiones para lograr la puesta en libertad de los militantes de las LP-28 detenidos en el desalojo de la Democracia Cristiana y la entrega de los cadáveres de los militantes muertos en la operación.

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