La ineficacia de una denuncia
No hace mucho que los lectores, escasos lectores de prensa de nuestro país, recibimos el servicio de la publicación de un dossier en el que se explicaba la situación de RTVE, cuya característica principal está enmarcada dentro de un ambiente de mala gestión o de corrupción, si se quiere. A la denuncia hecha por este periódico, EL PAÍS, surgieron respuestas; unas, por parte de algunos partidos de izquierda, pidiendo responsabilidades y, otras, intentando justificar lo que en esa casa se había hecho o se está haciendo.El hecho es que, específicamente en este caso, un medio de comunicación de masas ha cumplido perfectamente con una de sus principales labores, la de denuncia, en un intento de que algo que está mal sea corregido e incluso, por qué no, se tomen medidas contra los causantes de ciertos abusos que, no podría afirmar categóricamente, pudieran estar castigados por la ley.
Otro aspecto importante, implícito en la publicación del citado dossier, es lo que podríamos denominar «labor de corrección». Cuando se denuncia por cualquier medio algo que está mal, existe o debe existir una respuesta por parte de la opinión pública, los grupos sociales, los grupos políticos, etcétera, que debería forzar a que ese desfase en este caso la mala gestión de un medio de comunicación que es de todos, fuera subsanado o corregido. En otros países a los que se denomina democráticos suele suceder que la publicación de un dossier como éste acabe con la carrera política, o no política, de muchos hombres. Pero en este país algo raro sucede, porque parece que nadie puede hacer nada por nada. Aunquenos estemos perjudicando, nadie mueve un solo dedo con efectividad, ni los de arriba ni los de abajo. ¿De qué nos vale saber que funcionamos mal?
Habría que preguntarse si cabe la esperanza de que se puedan corregir las tantas y tantas cosas que están mal planteadas o planificadas. Cabría preguntarse cuál es el poder de una opinión pública, en toda su extensión, cuando ésta ni siquiera toma postura frente a la situación de la sociedad a la que pertenecen; si a alguien le interesa, aunque sea un poco, lo que está ocurriendo. Deberíamos cuestionarnos, por último, si los medios de comunicación, en este caso la prensa, pueden cumplir con sus cometidos, cuando nos encontra mos en un país en el que, por ejemplo, el índice de venta de periódicos es uno de los más bajos de Europa.
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