Delincuencia juvenil
Extrañado ante las declaraciones del director del Instituto de Estudios de la Policía, en EL PAIS del día 23-1-1980, quisiera puntualizar lo siguiente:1. El hecho de que, según manifiesta el señor De Antón, en dicho congreso participen unos 160 funcionarios, «con experiencia», me llena de perplejidad. Supongo que se referírá a funcionarios con experiencia en el trato con delincuentes en las comísarías juzgados y cárceles, porque, en el propio entorno donde se gesta el comportamiento desviado, el Estado no ha hecho el menor intento por incidir. De ahí que, salvo los policías (la mayoría de las veces en cochespatrulla), no sean «muy frecuentes» los funcionarios « especializados » en los barrios.
No nos enganemos, si queremos conocer científicamente un fenómeno hemos de ir hasta él, no llevarlo, esposado o no, hasta nosotros. Sin conocer el ambiente donde se ha desarrollado no hay la menor posibilidad de conocer al individuo, y menos aún, su comportamiento social.
2. Aplaudo la idea de exigir el mayor rigor científico en dicho congreso. Pero, ¿no parece que hablar de rigor científico y luego añadir que no valdrá aludir al paro o a las drogas como causa de la delincuencia juvenil, es completamente absurdo? ¿O va a resultar que la relación entre paro y delincuencia es algo que, simplemente, se inventan las computadoras? De todas formas, si, como dice el señor De Antón, todo lo que se diga en ese congreso habrá de ser demostrado, me siento mucho más tranquilo.
3. Los que trabajamos a pie en el problema estamos hartos de «entes» burocráticos y «espirituales» (en función de su intangibilidad
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práctica) y de comisiones legislativas que aportan soluciones teóricas a problemas que desconocen en la realidad.
De todas formas, siempre es útil un congreso donde se pretenda analizar el problema de la delincuencia, mientras tenga como objetivo la defensa y recuperación del individuo y no la mejora de los sistemas de encarcelamiento.
(Profesor de Psicología Diferencial de la Universidad Complutense)
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