Cinco años con Mario
En relación a la carta de Miguel Delibes publicada en esta misma sección de EL PAIS el pasado día 17, en la que puntualiza sobre una noticia de la sección «Gente» aparecida el día 10, quiero subrayar que, como ha quedado aclarado a nivel personal entre Miguel Delibes y yo, dicha información estaba elaborada -tanto de fuente, como de forma y contenido- por los redactores habituales de dicha sección. La noticia en cuestión apareció cuando yo llevaba diez días fuera de España. No he tenido conocimiento del asunto hasta mi regreso.Es cierto que no me gustó la primera representación en Madrid de Cinco horas con Mario, pero si la que vi pocos días después, tal y como manifesté a lo largo de una comida con su productor. Si en esta ocasión no comenté mi primera impresión, fue, evidentemente, porque ya tenía otra mejor. En cuanto a mi relación con Cinco horas con Mario. es muy clara.
En 1975, de acuerdo con Miguel Delibes, hice una adaptación a teatro de su novela. que él mismo supervisó. Se realizaron algunas modificaciones y, de mutuo acuerdo, la obra se puso «en marcha» hacia los escenarios.
En 1976 dediqué un gran porcentaje de mi tiempo a dar a conocer la obra a productores y empresarios.
En 1977 hice nuevos intentos para estrenar esta obra. Los empresarios seguían sin creer en su comercialidad.
En 1978, de acuerdo con Miguel Delibes, y a sugerencia suya, comencé una nueva versión, dándole el carácter de monólogo que ya tiene en la novela. Delibes la supervisó, cambió algunas cosas y de nuevo comenzó la andadura. Fue igual. Los empresarios la encuentran ruinosa. Ya en 1979 decidí asumir la producción de la obra. Llamé a Lola Herrera y le ofrecí el papel protagonista, que aceptó hacer en cooperativa conmigo. El 21 de septiembre se estrenó la obra en el Real Coliseo de Carlos III, de El Escorial, con récord de taquilla. La obra no era sólo comercial, también poseía la fuerza del mágico lenguaje de Delibes. En noviembre. y con la participación en el texto de Josefina Molina. la obra se estrenó en Madrid. Actualmente no soy el único en saber que la novela de Delibes podía ser teatro -Y buen teatro- también lo sabe el público.
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