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Seis heridos tras el atraco a un banco en la Castellana

Cuatro personas, al menos dos de ellas armadas con pistolas, se apoderaron de 700.000 pesetas en un atraco llevado a cabo hacia las 11.40 de ayer en una sucursal que el Banco de Vizcaya tiene en el número 55 del paseo de la Castellana. En el transcurso del atraco y la posterior persecución policial resultaron heridos cuatro policías, uno de los atracadores y el conductor de un vehículo particular que colisionó con un coche de la policía. Tres de los atracadores consiguieron darse a la fuga por la zona norte de Madrid.

La entidad bancaria se encuentra situada entre las calle de García de Paredes y del General Martínez Campos. Las oficinas se hallan en la entreplanta, a la que se llega por una única puerta de una hoja y una pequeña escalera. Los atracadores penetraron en el banco, y después de intimidar a los cuatro empleados y los clientes que entraban en ese momento se apoderaron de 700.000 pesetas. Cuando salían del local, en la escalera se encontraron con un cabo y un número de la Policía Nacional que entraban en aquel momento. Al parecer, encañonaron a los dos agentes, y al desarmarlos golpearon al cabo en la cabeza con su propia metralleta e hirieron al policía de un disparo en el brazo izquierdo. Varias manchas de sangre en las escaleras atestiguaban el incidente.Posteriormente lograron huir, al menos tres de los delincuentes, en un automóvil Alfa Romeo o Fiat, de color rojo y negro, y, según se cree, se dirigieron hacia la zona norte de la ciudad. El cuarto se refugió en el aparcamiento situado en el número 21 de la calle de Miguel Angel. En este edificio se encuentra una sucursal del Banco de Gredos. La dotación de un coche patrulla de la policía consiguió localizarle en la primera de las plantas del aparcamiento.

Los agentes penetraron en el garaje y se dirigieron hacia un pequeño cuarto enfrente de la rampa, donde parece que se refugió el huido. Tras lograr abrir la puerta a golpes, se encontraron con otra que da paso a los servicios, que también estaba cerrada. Efectuaron cuatro disparos con trayectoria descendente. Los proyectiles atravesaron la puerta a la altura de la rodilla y se alojaron en la pared interior en forma de zig-zag, el más alto a unos treinta centímetros del suelo, y el más bajo a unos veinte. También de una patada lograron abrir esta segunda puerta y, según los vigilantes del aparcamiento consiguieron detener al delincuente cuando intentaba escapar a través de una pequeña ventana que da a un estrecho patio de luces.

El detenido, posiblemente en el forcejeo con los agentes, recibió un disparo en el abdomen y otro en un muslo. Se le ocupó en el momento de la detención un revólver marca Llama, calibre 38 milímetros, con seis proyectiles en el tambor. También cayó en poder de la policía una pistola marca Star, de nueve milímetros corto, con muunición. El origen de esta segunda arma no ha sido dado a conocer, aunque algunas fuentes e

stiman que también la portaba el detenido y que con ella efectuó algún disparo, caso que no ha sido posible comprobar.

Espectacular persecución

En cuanto a los otros tres individuos huidos en automóvil, la policía organizó una espectacular persecución que logró colapsar la circulación de la zona, sobre todo en las calles del General Sanjurjo, Castellana, Miguel Angel y General Martínez Campos. Numerosos coches policiales, la mayoría oficiales, tipo Z, y otros muchos de los «camuflados», todos ellos hicieron sonar distintas clases de sirenas y recorrieron las mencionadas calles, principalmente el paseo de la Castellana. Ante los atascos formados, la gran velocidad de los automóviles de la policía y el tremendo ruido formado por las sirenas, que surgían de todas partes, cundió cierta alarma entre los automovilistas que en aquellos momentos se encontraban en la zona. Gran número de personas de los edificios cercanos al lugar de los hechos salieron a la calle o se asomaron a las ventanas de las oficinas que por allí existen. La magnitud de la operación de captura hizo pensar en los primeros momentos que se trataba de un atentado. Posteriormente, los rumores comenzaron a especular sobre la posibilidad de un atraco, y algunas versiones hablaban ya de muertos, entre ellos, el cajero de un banco, que habría recibido un disparo en la frente.Gracias a los servicios de la Policía Municipal se fue despejando la zona, y poco a poco la circulación se hizo más fluida.

En un momento de esta confusión, un vehículo policial que se dirigía a la Ciudad Sanitaria La Paz, con luces y sirenas encendidas, colisionó frontalmente en la plaza de Cuzco con un Citroën modelo GS, matrícula M-6247-BL. El choque se produjo hacia las 12.20 del mediodía. Tanto el conductor del GS como los policías heridos fueron trasladados a La Paz.

La operación de «tenaza» montada por la policía para detener a los atracadores no había dado resultado hasta el momento de cerrar esta edición. Fuentes policiales manifestaron a EL PAIS que los huidos se dirigieron hacia la zona norte, sin facilitar un posible itinerario.

Estado de los heridos

Las seis personas que resultaron heridas en el transcurso de la operación fueron ingresadas en diversos hospitales.El policía nacional herido a la puerta del banco, cuya identidad no fue facilitada a este periódico, sufre fractura del tercio superior del húmero izquierdo. Su pronóstico es grave. Ha sido ingresado en el hospital Clínico. Tiene una edad cercana a los treinta años.

El cabo Manuel Miñambres Santos, herido también en el banco, sufre traumatismo craneoencefálico abierto, por culatazo de pistola. Su pronóstico es menos grave.

El presunto atracador, que, al parecer, se llama José Quintela García, fue ingresado en la Ciudad Sanitaria Provincial. Fue intervenido de herida de bala, con orificio de entrada por abdomen y salida por la parte posterior del tórax, que le produjo herida en el hígado. Se le extrajo también un proyectil alojado en un muslo. Se desconoce su estado. Representa unos treinta años.

Enrique Bautista Sánchez, conductor del Citroën GS, sufre fisura en el fémur derecho. Pronóstico menos grave.

José María Pérez García y Bernardino Troyo Crespo, policías ocupantes del vehículo que colisionó con el Citroën, sufren contusiones múltiples. No se ha dado a conocer su pronóstico. Estas tres últimas personas fueron ingresadas en La Paz.

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