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La nieve hizo, que se tardara hasta seis horas en cubrir trayectos de cuarenta minutos

A última hora de la tarde de ayer, la nieve y el hielo habían desaparecido totalmente de las calles madrileñas. Sin embargo, en algunos puntos de la provincia, la Jefatura Provincial de Tráfico exigía aún el uso de cadenas (Navacerrada) o recomendaba una especial precaución (puertos de Cruz Verde y Los Leones). La situación era de mejoría general después de la noche del domingo, en la que se registraron cientos de pequeños accidentes en la ciudad, mientras las cunetas de las carreteras de acceso aparecían sembradas de coches abandonados, aunque sólo se produjo un accidente mortal, en la de La Coruña.

Ya antes de que se iniciara la nevada, que durante dos horas y media cayó en la tarde del domingo sobre Madrid, la policía recomendaba a través d e las emisoras de radio que, de no ser imprescindible, nadie saliera a la calle con los coches. Sin embargo, hacia las ocho de la tarde, la Policía Municipal no paraba de recibir llamadas. El hielo, que se encargó decongelar la nieve pese a que sólo cayeron dos litros por metro cuadrado, hizo derrapar y patinar a cantidad de vehículos. «Es incalculable el número de accidentes», explicó la Policía Municipal. «Hasta altas horas de la madrugada no paramos de hacer salidas para auxiliar a personas accidentadas y retirar vehículos de la calzada. No obstante, por la poca velocidad de los coches -no más de diez kilómetros por hora-, los choques y golpes eran leves, y no recogimos a ningún herido grave.»Con todo, la grúa no llegó a actuar, pese al gran número de vehículos que, atravesados en las calles, originaban grandes atascos. El número de colisiones más notables -sin llegar a tener gran importancia- fue de doce, siempre debido a patinazos sobre el hielo, pese a que, a partir de las ocho y media de la tarde, el servicio de limpiezas; del Ayuntamiento, en colaboración con la Policía Municipal, regó con sal las calles más transitadas y peligrosas de Madrid.

Atascos y accidentes en los accesos

La peor parte de las consecuencias de la nevada les tocó a los automovilistas que regresaban a Madrid pasadas las ocho de la tarde. Desde Segovia a Madrid se tardaba en llegar un mínimo de cinco horas. En general, el acceso desde todos los pueblos situados en la sierra fue lento, trabajoso y enormemente peligroso. Pese a que ninguno de lo puertos de montaña situados en la provincia estaba cerrado, el domingo por la noche fue obligatorio el uso de cadenas desde Navacerrada, Somosierra, Cruz Verde y Los Leones, hasta Madrid.

La falta de previsión de muchos de los usuarios, que no iban equipados con cadenas, y la imposibilidad de conseguirlas durante la noche en las localidades próximas, obligaba a muchos automovilistas a dejar sus coches en la cuneta y, ayudados en muchos casos por otros conductores y por la Guardia Civil, llegar hasta la población más próxima para pasar la noche, o conseguir llegar de alguna manera. La situación era realmente trágica para muchas familias que viajaban con niños pequeños y que tenían que ponerse en la carretera a temperaturas bajo cero y en medio de ventiscas fortísimas.

El panorama fue especialmente grave para los que llegaban a estos puertos de montaña pasadas las diez de la noche. Pese a llevar las cadenas, el peligro era tremendo, porque las carreteras estaban totalmente heladas y el patinaje era total. Por la carretera de La Coruña -donde trayectos de media hora se hicieron en cinco horas-, las aceras aparecían durante la mañana de ayer llenas de coches averiados o abandonados por sus ocupantes, ante la imposibilidad de seguir. El mismo paisaje podían apreciarlo los que venían de Burgos y atravesaban el puerto de Somosierra, donde el peligrosísimo descenso desanimó a muchas personas a continuar.

En general, según la Jefatura Provincial de Tráfico informaba ayer, pese a que los accidentes fueron muchos, solamente uno resultó mortal. Fue el ocurrido a las cinco y cuarto de la tarde en la carretera de La Coruña, en el kilómetro seis, antes de los desvíos hacia El Pardo y la Dehesa de la Villa, donde un Seat 124, matrícula M-722 189, chocó contra una farola y resultaron muertos Carlos Calvo y Fernando Campana, ambos de dieciocho años, y heridos, Adolfo García y Luis García. Dada la hora en que ocurrió el accidente -la de mayor densidad de la nevada-, el conductor debió de perder visibilidad y patinó sobre el hielo que ya se estaba empezando a formar en la autopista.

Caravanas de cuarenta kilómetros

Por lo demás, la policía asegura no tener información de otros accidentes graves ocurridos en las carreteras, aunque sí asegura que las pequeñas colisiones fueron numerosas.

Todas las carreteras de acceso obligaron a los automovilistas a circular en penosísimas caravanas, en las que se consumieron horas para llegar a Madrid. El mayor atasco se produjo desde el túnel de Guadarrama, en la autopista de La Coruña. Allí, los coches se quedaron totalmente bloqueados a causa del hielo de la autopista. Hasta que las máquinas especiales no acondicionaron la calzada, los coches sólo podían desplazarse uno o dos metros cada diez minutos. En suma, los automovilistas que estaban en el túnel a las nueve de la noche llegaron a Madrid a las cuatro de la madrugada. Lo peor, según algunos de los afectados, es que nadie les informaba a qué se debía el atasco. Ni siquiera la policía dio información a través de la radio, cuando los conductores permanecían pegados a los aparatos en espera de saber cuándo podrían moverse.

Ayer por la tarde, la situación general había mejorado notablemente. En Madrid, los últimos restos de la nieve fueron retirados por el Servicio Municipal de Limpiezas.

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