Exito de la huelga general en Córcega contra la "represión del Estado" francés
Los treinta autonomistas corsos que ocupaban el hotel Fesch, de Ajaccio, se rindieron a las autoridades en la madrugada de ayer y dejaron libres a sus rehenes. La huelga general, ayer, contra «la represión del Estado» fue seguida prácticamente al 100% en la «isla de la belleza». Este desenlace incruento no ha disipado totalmente la tensión: el Frente de Liberación Nacional (FLNC), movimiento separatista, secuestró al «colono francés» Jean Charles Dumont, mientras el Gobierno reafirmaba su intransigencia total hacia los autonomistas.
Ayer a las dos de la madrugada, los militantes autonomistas entonando cantos patrióticos e izando banderas corsas, salieron del hotel Fesch, que habían ocupado. Los rehenes quedaron en libertad y, ya en la calle, los autonomistas fueron detenidos, para ser interrogados acto seguido. Este desenlace «feliz» (tres muertos y seis heridos quedaban atrás) fue forzado por una operación policial: varios números del Grupo de Intervención de la Gendarmería Nacional subieron al techo del hotel para entablar una conversación con los autonomistas que concluyó con la rendición de estos últimos.Fuentes solventes aseguraron que en cualquier caso, dada la intransigencia absoluta de las autoridades y con el fin de evitar nuevas tragedias. los autonomistas ya habían decidido entregarse a las fuerzas del orden, hecho que facilitó el final de la ocupación del hotel.
Entre los rehenes del hotel Fesch se encontraba Alain Olliel. uno de los dos «matones» detenidos el domingo último en el pueblo de Bastelica, por los autonomistas. El otro continúa secuestrado en un lugar desconocido de la isla. Paralelamente, pocas horas después, se supo que el FI-NC había secuestrado al agricultor francés Dumont. Según un portavoz del movimiento clandestino separatista, «tenemos al colonialista fascista Dumont y su juicio se realizará en función de lo que les ocurra a nuestros hermanos de Ajaccio».
Las autoridades, por su parte, tras el encarcelamiento, en París, de once militantes detenidos en Bastelica, en espera de ser procesados por pertenecer a una «banda armada», anunciaron la inculpación del policía Oliver Larcher, quien mató anteayer en Ajaccio a una de las tres víctimas. impunemente, parece ser.
Al mismo tiempo, el ministro del Interior, Christian Bonnet, y otros responsables del Estado, repitieron hasta la saciedad que el problema corso no es de autonomismo: «Es un prurito de autonomismo», según afirmó el primer ministro, Raymond Barre que como otros ministros, valora lo ocurrido en Córcega como un suceso provocado por criminales de derecho común.
Todos los partidos políticos y sindicatos galos, en última instancia, se asocian a este análisis, aunque para salvar las apariencias convoquen huelgas cada vez que estalla el llamado «polvorín corso». Por ello cabe pensar que, antes o después. una nueva explosión enfrentará a los autonomistas con los continentales.
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