La nueva imagen de TVE
Comenzó ayer el esquema de programas que convencionalmente se denomina «nuevo», y con el que TVE afronta la década de los ochenta. Demasiado pronto para emitir un juicio sobre la avalancha de programas y su calidad.En cuanto a los de producción propia, retornan viejos nombres de la televisión: Jesús Hermida, con De cerca, en un programa que, en principio, sustituye definitivamente -en distinto día- a Café de redacción, y el reportero Miguel de la Quadra, con Españoles en el Pacífico jueves, 8.30) -sobre la influencia española en Australia y otras islas del Pacífico-, son tal vez los ejemplos más llamativos. Miguel Ors, responsable de la ínformación diaria deportiva en TVE, tendrá un espacio dirigido y presentado por él mismo (sobrernesa de losjueves) bajo el título Mirador de los deportes, y del que se dice tendrá dos secciones fijas: «Moscú 80» y «Está en los periódicos» (Miguel Ors se ha trasladado últimamente con su columna deportiva desde El Imparcial a El Alcázar). Musical popular (jueves, 22.05), realizado en Barcelona, sustituye, con formato similar, a Canciones de una vida. Los viernes, tres horas y media en el programa Cosas, que presentarán Mónica Randall, desde Barcelona, y Marisa Abad, desde Madrid. El programa no será dirigido por José Joaquín Marroquí, como se anunció en un principio, probablemente porque el ex director de 300 millones tiene incoados dos expedientes, uno de ellos por haber firmado un contrato con Televisa en nombre de Televisión Española, S. A. El director será José Lapeña, antes director delmediocre Opinión pública. El informativo maratón para las tardes de los viernes absorbe a Tiempo libre y Los espectáculos. Alberto Delgado, Santiago Castillo y Francisco López de Pablos ion los responsables del programa Parlamento (sábados, antes de las primeras Noticias), con el que se pretende informar de la vida parlamentaria. Si se pudiese recapitular el esfuerzo innovador de TVE, con la entrada de la actual década, otro santón del televisor, José María Iñigo, personificaría las intenciones de los directivos: continuar como hasta ahora y aparentar lo contrario con el cambio de títulos: el programa «ómnibus» Fantástico se denominará Viva el 80, o quizá, según otras denominaciones oficiales, Fantástico 80.
La serie de telefilmes que el departamento de Juan Julio Baena, subdirector de programas de producción ajena, adquirió para la audiencia que financia esta empresa pública, no deja lugar a dudas sobre la intención de TVE de ofrecer una imagen nueva. La casi nula producción propia de programas de entretenimiento o ficción -aunque los informativos no son ajenos al género de ficción- se traduce en la inflación de telefilmes extranjeros, en su mayoría norteamericanos. Catorce series alternarán semanalmente en la sobremesa, tarde y noche del primer programa (diez telefilmes) y segundo (cuatro telefilmes). Un total de trece horas y media semanales, sin tener en cuenta las series que se emiten dentro de los espacios de dibujos animados (hora y media de productos extranjeros), divulgativos (una hora), infantiles y juveniles (media hora), y largometrajes (cuatro películas extranjeras por dos españolas). El total bruto totaliza aproximadamente veintitrés horas semanales de programación extranjera.
Los telefilmes de los ochenta de TVE se estrenan (lunes, finalizado De cerca) con una serie que ya se emitió, a principios de los setenta: La chica de la tele. No fueron suficientes los cincuenta episodios de entonces. Han comprado para esta segunda etapa programas para emitir durante seis meses consecutivos: veintiséis episodios. Señor ángel es el título del telefilme que comienza a emitirse mañana (estrenado en marzo de 1976 en Estados Unidos, por donde pasó totalmente inadvertido). Carl Reiner es el productor ejecutivo, director e intérprete protagonista de un «mensajero celestial» encargado de recompensar las buenas acciones de la gente sencilla. El «ángel» premia en el primer episodio a una camarera por haber cedido su puesto en el autobús a un anciano. El mensajero le presenta al hombre de sus sueños. Junto a esta comedieta para pusilánimes vuelven los telefilmes moralistas que protagonizaron los años sesenta de nuestra televisión: el médico de todo el mundo, el Doctor Locke, «disponible y localizable los siete días de la semana, en cualquier lugar y a cualquier hora». Otra torta de veintiséis episodios que tendrá que soportar durante seis meses la audiencia de la sobremesa de los miércoles. Quizá escape de estas series complementarias de La casa de la pradera la producción británica Déjenme respirar, una comedia de doce episodios en torno a una joven pareja. Los domingos, a continuación del programa de Iñigo, se estrena la serie norteamerícana de ciencia-ficción en dibujos animados titulada La batalla de los planetas. El señor Baena compró nada menos que 85 episodios de este telefilme. Hacía tiempo que los ejecutivos de TVE no adquirían las películas por kilómetros. Disparates aparte, esta serie, que supera en longitud a los infantiles anteriores, tipo Marco, supone hipotecar la programación de nada menos que año y medio, tal vez porque el actual equipo está muy seguro de continuar rigiendo los destinos de Prado del Rey.
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