Satisfacción tras la firma del acuerdomarco interconfederal entre UGT y CEOE
Con un cierto tono de frialdad entre los máximos responsables de CEOE y UGT, sin duda como consecuencia del enfrentamiento surgido a raíz de las declaraciones de Ferrer Salat sobre la precariedad de la central socialista, los dirigentes de ambas organizaciones suscribieron ayer el acuerdo-marco, alcanzado tras casi mes y medio de negociaciones. Comisiones Obreras, que se autoexcluyó de la negociación, al rechazar la última oferta de la patronal, aceptada por UGT, ha quedado al margen del acuerdo, por lo que se especula sobre la viabilidad del pacto cara a la negociación de los casi 3.000 convenios colectivos a revisar en los próximos días.
Por otra parte, representantes de la Asociación de Empresarios de la Construcción se reunieron ayer de una manera informal con dirigentes de la CEOE para analizar el impacto que el convenio-marco tendría sobre las negociaciones que se llevarían a cabo para la firma de un convenio nacional en el sector. Al parecer, y según fuentes de la citada Asociación, los empresarios de la construcción estarían considerando su descuelgue del convenio-marco ante las consecuencias negativas que el mismo, junto a la aplicación de un reciente decreto (el 21/79, del pasado 29 de diciembre), tendría sobre el empresariado de la construcción.De producirse tal descuelgue, supondría un serio revés para lo pactado en el convenio-marco entre la CEOE y la UGT y vendría a dar la razón a las denuncias de CCOO en el sentido de que el convenio-marco deja abierta la puerta a una serie de retiradas en cadena de diversos sectores.
En cualquier caso, las quejas de los empresarios de la construcción van concretamente dirigidas al contenido del decreto 21/79, que pretende unificar los índices de mano de obra y otros conceptos a nivel nacional de acuerdo al índice de precios al consumo (IPC). Según fuentes de las asociaciones empresariales de la construcción, la aplicación del decreto tendría dos efectos negativos: uno, de tipo económico, y otro, social. En primer lugar, los márgenes empresariales se reducirían considerablemente en un grave momento de crisis y, por el lado sindical, los salarios podrían también decrecer a su vez con graves trastornos en las negociaciones de los convenios.
El acuerdo, positivo
Tras la firma del acuerdo, los representantes de las dos organizaciones que participaron en la negociación ofrecieron una rueda de prensa en la que coincidieron en valorar positivamente el pacto.
El secretario general de la CEOE, José María Cuevas, dijo que este acuerdo va a afectar a la práctica totalidad de los convenios colectivos, porque además -añadió- las empresas que negocian la generalidad de los convenios están dentro de la CEOE.
Tras señalar que el contenido de este acuerdo va a ser protagonista en todas las negociaciones colectivas, Cuevas agregó que, pese a las autoexclusiones, el peso del acuerdo será muy importante. «Este acuerdo lo suscriben dos organizaciones importantes, y por ello es indiscutible su trascendencia para las relaciones laborales. » Por su parte, José María Zufiaur, uno de los artífices de la negociación por parte de UGT, indicó que este tipo de acuerdos simplifica la negociación colectiva, evitando la conflictividad innecesaria, y fortalece a los sindicatos en la línea -añadió- de lo que quiere UGT: que cuanto más fuerte sea un sindicato, mayor protección tendrán los trabajadores a quienes defiende.
Refiriéndose al tema de la productividad, Zufiaur dijo que no sólo interesa a las empresas, sino también a los trabajadores, porque si una empresa va mal, se ve perjudicado el trabajador.
Con relación a la no participación de CCOO, José Antonio Segurado, vicepresidente de la CEOE, afirmó que dicha central lo que quiere es pactar con el Gobierno, cuando en realidad debería hacerlo con los empresarios. «El protagonismo político», manifestó, «ha de buscarse en otra parte. No se puede estar sentado a una mesa de negociación durante treinta días con el no permanente en la boca y luego, media hora antes de terminar la negociación, pretender montar el mismo show que con el Estatuto de los Trabajadores. »
Finalmente, el presidente de la CEOE, Carlos Ferrer Salat -que rehusó estrechar la mano de Nicolás Redondo a iniciativa de un fotógrafo de prensa-, manifestó que en el acuerdo los empresarios han dado el máximo que podían dar. «Es el punto de equilibrio que evitará un enfrentamiento entre los empresarios y los trabajadores.»
Añadió que con el acuerdomarco se resuelve uno de los principales problemas que tenían los empresarios al invertir, que era la desconfianza, «ya que con el acuerdo se ha demostrado que en este país pueden resolverse los problemas negociando, aunque estas negociaciones hayan sido duras y difíciles».
Texto del acuerdo-marco en páginas 40, 41 y 42
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