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El transatlántico encallado en la Antártida no corre peligro de hundimiento

Ocho fisuras tiene el casco del transatlántico sueco Lindbland Explorer, que encalló en la Antártida el día de Nochebuena, aunque la situación está controlada y no hay peligro de hundimiento.Así informó ayer en Punta Arenas el jefe del Estado Mayor de la Armada de Chile, Francisco Ghisoldo Araya, basándose en datos facilitados por el rompehielos Piloto Pardo, que rescató a más de cien tripulantes y pasajeros del buque averiado.

El Lindbland Explorer, de bandera panameña, encalló frente al cabo Astrup, a 1.600 kilómetros de esta ciudad austral, cuando chocó con una roca submarina en el estrecho de Gerlache.

El estado de salud de los turistas transbordados desde el Lindbland Explorer es inmejorable, según el portavoz de la Armada. A bordo del rompehielos chileno se hallan, desde las 14 horas del martes, los 114 turistas y algunos tripulantes de la nave siniestrada.

Sólo quedan veinte tripulantes en el barco siniestrado, incluido el capitán Lars Eix Granqvist, así como dos marinos chilenos del Piloto Pardo.

Araya dijo que el Lindbland Explorer continúa varado de popa y no ha variado su escora de cinco grados, debido a que ayer existía buen tiempo en el continente helado.

En cuanto a la situación de las averías, Ghisoldo señaló que se encuentra inundada toda la sala de máquinas: «El agua llega hasta el cárter, pero se ha achicado gracias a la ayuda prestada por los técnicos de el Piloto Pardo.»

También está averiado, añadió, el túnel de la hélice del buque siniestrado.

Ghisoldo resaltó que la navegación en la zona del Lindbland Explorer es peligrosa, y que las tareas de salvamento en las condiciones en que se halla el buque averiado no son fáciles, ya que alguna maniobra de desvaramiento puede causar mayores averías.

El Lindbland Explorer se halla a unos mil kilómetros al sur del cabo de Hornos.

Al subir el nivel de las aguas era muy probable que el buque lograse «desmontarse» de la roca, con inminente riesgo de hundirse.

A mediodía del miércoles, los marinos del Piloto Pardo tuvieron tiempo de transportar desde el buque accidentado hacia la nave chilena los equipajes y objetos de valor de los 114 turistas y tripulantes.

El estado de ánimo de los tripulantes que permanecen en el Lindbland Explorer es excelente, lo mismo que el de las personas que viajan en el Piloto Pardo.

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