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Dos desaparecidos en Pasajes cuando auxiliaban a la tripulación de un carguero siniestrado

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Dos marineros del remolcador Ondartxu, con base en el puerto guipuzcoano de Pasajes, desaparecieron en la madrugada de ayer bajo las aguas cuando trataban de auxiliar al carguero danés Gulstav Trader, que había colisionado con las rocas, a quinientos metros de la bocana del puerto. Los desaparecidos, a los que ya se da por muertos, son Máximo Pedrosa Rabanal, de cincuenta años, patrón mayor de cabotaje, y Manuel Herrero, de cuarenta años, ambos vecinos de Pasajes.

Los siete tripulantes del carguero danés, dos de ellos de nacionalidad portuguesa, fueron rescatados sin mayores lesiones después de transcurrir más de cuatro horas de trabajo. En la operación de salvamento participaron, además del Ondartxu, los remolcadores Punta Cruces y Trintxerpe, así como la DIA (asociación de ayuda en carretera), cuerpo de bomberos, montañeros y voluntarios de la zona.El accidente del carguero danés se produjo hacia la una y media de la madrugada, cuando se encontraba esperando la llegada del práctico del puerto para ser remolcado hasta el interior. Al pararse las máquinas, el práctico dio la orden de fondear, pero, debido al fuerte temporal, el ancla no tocó fondo, quedando el barco a la deriva y encallando en las estribaciones del monte Jaizquíbel.

Los primeros en llegar al lugar del suceso fueron los remolcadores Ondartxu, con tres hombres, y Punta Cruces, con cuatro. A pesar de los primeros intentos de rescate, el carguero terminó estrellándose contra las rocas, y, casi paralelamente, un golpe de mar arrojaba por la borda a los dos marineros del Ondartxu.

A partir de aquí, y hasta las cuatro de la madrugada, los dos remolcadores, más el Trintxerpe y otro pesquero, rastrearon la zona, sin que pudiesen encontrar a los náufragos y rescatar a la tripulación. Se suspendieron las operaciones hasta las ocho y media de la mañana, cuando ya se daban por perdidos a los marineros del remolcador.

El rescate se efectuó desde tierra, ya que a eso de las tres de la mañana la tripulación del Gulstav Trader pudo abandonar el buque y saltar a las rocas, que se encontraban aproximadamente a cinco metros de distancia. Antes de que los alpinistas iniciaran el rescate, tres de los siete tripulantes lograron llegar a tierra. Uno de ellos, portugués, se dirigió por montes hasta el caserío Gure Kabiya, donde fue atendido. Los otros dos intentaron llegar a Pasajes de San Juan por sus propios medios, pero se perdieron en el camino. El equipo de salvamento los encontró poco después, ateridos de frío, y los trasladó inmediatamente a un centro sanitario próximo.

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Por fin, hacia las once y media de la mañana terminó la operación de salvamento de los cuatro hombres que permanecieron en las rocas durante toda la noche. El último de ellos, que se encontraba herido, aunque no de gravedad, tuvo que ser transportado en camilla e ingresado posteriormente en la residencia sanitaria de San Sebastián.

El buque siniestrado, como consecuencia de los embates del mar, se encuentra varado a babor y partido por la mitad. Quedó todo él bajo las aguas, salvo parte de la popa. El Gulstav Trader se dirigía a Pasajes en el momento del accidente para descargar 3.000 toneladas de caolín con destino al consignatario Cámara y Compañía.

Fuentes del puerto de Pasajes han manifestado que posiblemente la rotura de la maquinaria se haya debido al mal estado del motor, lo que, juntamente con el fuerte oleaje, propició el accidente. Las mismas fuentes señalaron que los daneses, al igual que los griegos, son los que en peores condiciones llevan los barcos, al ser sus propietarios los mismos capitanes.

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