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Acuerdos en lo económico y divergencias políticas entre China y Japón

Hoy llega a Pekín el primer ministro japonés, Masayoshi Ohira, para entablar negociaciones con las autoridades chinas en dos frentes: el económico, donde existen puntos de contacto, y el político, en el que aparecen mayores divergencias entre chinos y japoneses.

La visita de Ohira sigue a las realizadas por el viceprimer ministro chino, Deng Xiaoping, a Tokio, en octubre de 1978, y en febrero del presente año. En la primera ocasión se firmó un tratado de paz y amistad, que levantó las consiguientes protestas soviéticas, pero en el cual se basan las relaciones chino-niponas desde entonces, tras el primer impulso dado a las mismas con la visita a Pekín, en 1972, del premier japonés, Kakuei Tanaka.En los últimos años, Japón se ha convertido, en el terreno económico en el primer socio de China, si bien aún subsisten varias reticencias por parte china, sobre todo después de la «congelación» de varios créditos japoneses, el pasado mes de abril, a raíz de una reestructuración en los planes económicos.

Pero esta reticencia china es, en cierta medida, correspondida por Tokio, como pudo comprobar el pasado mes de septiembre el viceprimer ministro chino, Gu Mu, en el transcurso de su visita oficial a Japón.

Sin embargo, Ohira llega a Pekín con optimismo, y el propósito de obtener ventajosos resultados económicos, en especial, en lo referente a una explotación conjunta de las riquezas energéticas Chinas.

Una fuente nipona calificó el diálogo de octubre de 1978 entre Deng Xiaoping y el premier japonés de entonces, Takeo Fukuda, como «un diálogo de sordos», por el interés japonés en cuestiones económicas, y el chino por aspectos diplomáticos. En la visita de Ohira se ha planteado de antemano la disparidad entre ambas cuestiones.

Si el premier japonés acude a Pekín con ánimo de mejorar los intercambios económicos y culturales, viaja también con el criterio de no compartir muchos puntos de vista internacionales que tiene Pekín. Se estima, concretamente, que Ohira aconsejará a las autoridades chinas «moderación» respecto al problema vietnamita, oponiéndose a todo tipo de «nueva lección militar» contra Hanoi, así como presentar el deseo japonés de que el tema camboyano no llegue a significar un foco constante de conflictos en base a una gran escalada militar china en apoyo de las guerrillas jmers opuestas al régimen provietnamita.

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