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Sin negocio, cuatro mínimos consecutivos

La pasada semana arrojó a efectos bursátiles un balance marcadamente negativo. Una vez más, las pérdidas de valor en los distintos cambios, con ser importantes en algunas ocasiones, no eran las. características más representativas del momento por el que atraviesa el mercado.El auténtico problema lo constituye la ausencia prácticamente total de órdenes compradoras, y esta circunstancia es lo que determina el comportamiento mortecino y falto de reflejos de la Bolsa.

Además, la mayor parte de la actividad la desarrollan grupos de gestores y especialistas, cuyos criterios selectivos se asemejan notablemente, y como éstos actualmente apuntan a la necesidad de vender, llegaremos fácilmente a la conclusión de que al mercado, en este momento, le falta uno de los dos flujos, el comprador, que resultan indispensables para su normal funcionamiento.

Así, los cielos semanales suponen un martirio para quien ha de seguirlos a diario, por su falta de novedades y escasez de sorpresas, y esto incide directamente sobre el ánimo de los tomadores potenciales, que buscan formas alternativas de inversión. Esto, a su vez, fuerza a las empresas a utilizar cauces distintos de los habituales a la hora de buscar financiación. Y, así, la Bolsa va perdiendo entidad de día en día.

Estas circunstancias, sobradamente conocidas, no está de más recordarlas, sobre todo cuando se producen situaciones como las actuales, en las que los cambios mantienen, desde el mes de abril, un constante deslizamiento por un plano inclinado, apenas interrumpido por el diente de sierra de alguna reacción técnica. Este ha sido el decorado, por tanto, en el que se han desarrollado las sesiones de esta tanda. Desánimo, poco negocio y descensos.

Ciñéndonos al comportamiento del mercado, diremos que sólo dos de los nueve grupos en los que tradicionalmente se divide la Bolsa experimentaron diferencias positivas, y ello era consecuencia de comportamientos singulares y concretos de valores aislados. Este era el caso, por ejemplo, de Tudor, dentro del grupo de siderúrgicas y automóviles, cuya ganancia de siete puntos determinaba la diferencia positiva del sector. En el resto de los grupos se observaba mayor uniformidad y, en general, las bajas no excesivamente acusadas eran la característica común.

Los bancos, que en la segunda sesión del ciclo totalizaron una oferta de 375.000 títulos, vieron reducida la presión vendedora en las dos últimas reuniones, gracias a lo cual, y tomando el 40%, conseguían mantener la cota del 200%. Sólo el Popular se plegaba a las exigencias del mercado y con ello se alejaba del precio mantenido por sus compañeros, por lo que el viernes podía cumplimentar toda su oferta.

El Banco Exterior inició el martes su ampliación de capital. El precio teórico del derecho de suscripción resultaba de 220 pesetas, valor que es prácticamente lo descontado por la acción en la semana. La cotización de los cupones sí ha sufrido un importante quebranto, pues sólo se pagaban a 130 pesetas.

Las eléctricas, absolutamente aburridas, a pesar de que se especulaba con la posibilidad de que alguna de ellas realice una ampliación de capital antes de fin de año. Y, por último, las químicas, francamente, mal.

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