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Luis introduce seis cambios en el equipo para recibir al Barcelona

La crisis que atraviesa el Atlético parece haber alterado los nervios de Luis Aragonés, habitualmente hombre tranquilo y templado. Ante la visita del Barcelona introducirá numerosos cambios respecto al equipo que perdió en Vallecas, y tres de los titulares de aquel día, Leal, Robi y Guzmán, ni siquiera están citados. En realidad, Luis busca la alineación ideal desde el principio de temporada, y sus numerosos ensayos hacen que pocos hombres puedan sentirse seguros en el puesto.

Según podría desprenderse de los ensayos efectuados durante la semana, Luis piensa alinear ante el Barcelona este equipo: Aguinaga; Capón, Arteche, Pereira, Quique; Marcial, Javi, Dirceu, Bermejo; Rubén Cano y Rubio o Marcos. Significaría esto que son sacrificados Reina, Guzmán, Ruiz, Robi, Leal y otro más, a escoger entre Rubio o Marcos. En el caso de Guznián, su baja es lógica, pues cubrió de forma circunstancial la plaza de Capón, que no pudo jugar aquel partido por unas molestias; Ruiz cedería su puesto a Arteche, ausente en Vallecas por una sanción federativa. Los demás son apartados simplemente porque no rindieron en aquel encuentro. Leal, Robi y Guzmán ni siquiera son citados.

Confianza

Es evidente que todo entrenador tiene la obligación de encontrar la alineación ideal manejando hombres de su plantilla, pero también es sabido que la alteración continua en el equipo produce desconfianza, enfado y recelos en los jugadores, al tiempo que apoya la teoría de que el entrenador está nervioso, no tiene las ideas claras o que quiere desviar contra los jugadores que releva la culpabilidad de las derrotas. Ante la afición, los «sacrificados» tras una derrota quedan en evidencia, como si fueran los culpables directos de la misma. Aunque así fuera, el jugador siempre tiene derecho a desear que se le mantenga en el puesto, y nada hay para él peor que sentirse expuesto al azar de un fallo o a la incomprensíón del entrenador.

Lo peor del caso es que no es la primera vez que Luis remueve su equipo titular en esta temporada. Los favorecidos por el nuevo seísmo son Aguinaga, Capón, Arteche, Marcial, Javi y Bermejo, que no jugaron en Vallecas y parece que cuentan con posibilidades de hacerlo ahora. Excepto Capón, que es titular en la mente de Luis y juega siempre que está en condiciones de hacerlo -ya queda dicho más arriba que el domingo pasado estaba lesionado-, los demás han vivido la experiencia del banquillo durante esta temporada. Aguinaga ha alternado con Reina en la tarea de cubrir la ausencia del supuesto número uno, Navarro, que arrastra una larga lesión, que sólo le ha permitido jugar un partido en esta Liga; Arteche no puede sentirse muy seguro, pues tiene tras de él a Ruiz y el entrenador no acaba por decidirse por uno ni por otro; Marcial llevaba toda la temporada en el olvido; Javi es un jugador joven que entró en el equipo avanzada la temporada y pareció asentarse como titular, pero fue finalmente apartado, y Bermejo vive desde hace años la incertidumbre de no saber cada domingo si va a ser mantenido para la próxima semana, pese a que es un jugador de gran calidad que merecería mejor suerte. Hay que contar, además, con que Rubio o Marcos luchan por una plaza, y que el repaso de las alineaciones permite comprobar que ni uno ni otro pueden tampoco sentirse seguros. El ex rayista González tampoco ha pasado de incursiones esporádicas en el equipo. Sierra, repescado para la concentración de este fin de semana -aunque no parece llamado a regresar al equipo-, es otro caso de jugador apartado por los malos resultados.

Sólo cuatro titulares

En definitiva, sólo cuatro jugadores pueden sentirse titulares en el Atlético: Capón, Pereira, Quique y Rubén Cano. Quique, que jugaba como centrocampista en el Atlético Madrileño, ha sido, adaptado por Luis al puesto de lateral, y en esto el técnico ha tenido un gran éxito. Aparte de estos cuatro hombres -y de Navarro y Marcelino, lesionados, que tendrían sitio de no estarlo-, los demás se ven obligados a jugar cada día con la certeza de que su puesto puede depender del resultado. Luis, un buen entrenador, sin duda -lo ha demostrado sobradamente-, parece haberse contagiado de los nervios que atenazan al club por culpa de los malos resultados. La inmolación de Ayala no dio fruto inmediato, el equipo arrastra tres negativos y el entrenador sabe -la directiva le ofrece suficientes indicios de ello- que el próximo va a ser él. En esas condiciones, es comprensible que un técnico solvente no pueda trabajar a gusto. Si los resultados buenos comienzan a llegar en circunstancias así será, sin duda, por casualidad.

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