La crisis económica española tiene causas más profundas que las derivadas estrictamente del petróleo
La Confederación Española de Cajas de Ahorros presentó ayer a la prensa un análisis de la coyuntura económica que, al negar un papel fundamental en el desencadenamiento de la presente crisis a la continua alza de los precios del petróleo, contrasta abiertamente con la tesis gubernamental y, en cierto grado, con los últimos análisis del Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha señalado a la subida de los crudos y a la situación internacional como los factores primordiales de la adversa situación económica española.
El análisis también mantiene que habrá crisis para rato, quizá para cinco o diez años. Manuel Lagares y José Sevilla, principales autores del informe contenido en la revista Coyuntura Económica, de la Confederación de las Cajas de Ahorros, se mostraron de acuerdo, sin embargo, en que la situación económica española es negativa, que los indicadores económicos se muestran globalmente orientados hacia la baja y que en estos momentos estamos muy cercanos ya a un crecimiento cero, que podría persistir a lo largo del año próximo.Pero, en contraste con ciertas interpretaciones aceptadas a diferente nivel, los dos economistas opinaron que el factor petróleo es meramente un síntoma de la profunda crisis económica que atraviesa el mundo industrializado y, en el caso concreto de España, señalaron que la causa principal de la crisis se encuentra en la estructura productiva y en el proceso evidente de «corrimiento tecnológico» que se ha producido desde finales de los años sesenta.
Los dos expertos de la CECA opinaron que al factor altos precios del petróleo se le han achacado «demasiadas cosas» en este país, aunque se mostraron de acuerdo en que, obviamente, «el petróleo es un catalizador de la crisis». En este sentido, José Sevilla añadió que el origen primario de la crisis hay que buscarlo en las tensiones del sistema monetario internacional producidas a finales de los sesenta y primeros de los setenta, que colapsó por culpa de los problemas generados por el propio crecimiento sostenido de los años continuos del desarrollo.
En su informe de Coyuntura Económica, una publicación mensual que la Confederación ha sacado de nuevo a la luz con la intención de analizar la situación económica española y mundial, así como la evolución de las actividades de las cajas de ahorro españolas, los responsables del mismo sumarizan las actuales tendencias de la economía española de la siguiente manera:
- Necesidad de utilizar técnicas productivas de mayor sofisticación, que implican menor cantidad de mano de obra a la vez que una mayor cualificación de la misma.
- Aumento de la importancia relativa de las inversiones extranjeras, en especial de aquellas que incorporan el tipo de tecnología avanzado que se requiere.
- Desplazamiento de una parte de la tecnología utilizada en nuestro país hacia áreas con menores costes salariales, a través tanto de inversiones españolas en el extranjero como también, naturalmente, del traslado de inversiones extranjeras desde España a otros países.
- Cambios importantes en nuestra estructura productiva y, en consecuencia, en la composición de nuestros intercambios comerciales con el exterior.
El estudio de la Confederación analiza sucintamente estas tendencias y muestra el impacto relativo de la crisis sobre los distintos sectores productivos. En la explicación del informe, José Sevilla señaló que, contrariamente a las interpretaciones apresuradas o simplistas, en España han existido dos tipos de crisis: una, de nivel en las inversiones y en la producción industrial, y otra, de transformación de la economía mundial.
El informe coyuntural de la revista de la CECA introduce, o echa mano, del concepto de corrimiento tecnológico para justificar y encontrar un origen a la situación que padecemos. Por medio de esta interpretación llegan al convencimiento de que «la crisis actual es análoga, en cuanto a su funcionalidad, a las grandes crisis anteriores de 1873 y 1929, pues ambas fueron respuesta y comportaron igualmente -en aquellos casos, a través de dos guerras mundiales- cambios en la división del trabajo y, sobre todo, en la distribución de poder entre las distintas naciones».
Por dicha razón, los dos expertos autores principales del estudio opinaron que «tendremos crisis para rato» y que deben rechazarse aquellas tesis de que es posible salir de la situación actual con medidas coyunturales o con remedios caseros. ¿Crisis para diez años?, se preguntaron. «Pues habrá crisis para diez años.»
Para explicarse esta interpretación, el informe de Coyuntura Económica acude a analizar lo que llama ritmo y secuencia del ajuste dentro del corrimiento tecnológico, concepto éste que queda aclarado con el análisis de las transformaciones que se han producido en las entradas de capitales extranjeros en España y con la salida de españoles al exterior. Así, se señala que, en 1978, la inversión extranjera en España creció un 103,2% con respecto al año anterior y que, al nivel de septiembre de 1979, principalmente por la aportación de la General Motors, se habían superado en un 14,8% los 65.348 millones de pesetas que habían entrado en 1978.
Como contrapartida, las inversiones españolas en el exterior, que en 1978 totalizaron 12.897 millones de pesetas, habían llegado ya a 10.904 millones de pesetas en junio de 1979, lo que representaba un crecimiento del 72,7% con relación al mismo período del año anterior.
Para el informe, «el proceso de corrimiento tecnológico se ha manifestado en nuestro país a través de un doble impacto de máxima trascendencia: primero, una situación de rápida obsolescencia para aquella parte del stock del capital cuya técnica no resultaba definitivamente compatible con nuestro nivel salarial; segundo -y derivado estrictamente de este hecho-, una fuerte disminución en el empleo de mano de obra -Y, en general, en el grado de actividad y ocupación de los recursos».
Por estas razones, el informe considera imprescindible la incorporación de nueva tecnología por medio de más inversiones extranjeras, «lo que supondrá readaptaciones y cambios de gran importancia en la estructura interna de la producción». Pero lo que será fundamental, según la tesis del cometido de política coyuntural que se defiende en el informe, es «facilitar el cambio estructural que se requiere» y no caer en políticas miopes de «atribuir la atonía de la inversión a la falta de ahorro que la financie». En este sentido, el informe aboga por políticas restrictivas del consumo privado y del gasto público, ya que «los estímulos a la producción o inversión privada es posible que acaben (debido al problema tecnológico) en mayores existencias no vendidas o en exportaciones subvencionadas».
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.