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Entrevista:

Bucetta: "Esperamos que España mantenga su neutralidad en el contencioso del Sahara"

El estrecho de Gibraltar ha representado, a lo largo de los tiempos, una barrera a la interpenetración cultural y social de Europa y Africa y ha servido para reafirmar la pertenencia respectiva al mundo civilizado (Occidente) o al supuestamente bárbaro de Africa. Sin embargo, ha sido puente para empresas de conquista en dirección Sur-Norte, y de colonización, Norte-Sur. Los marroquíes quieren ver sus dos orillas unidas por un túnel, en una empresa marcadamente político-comercial. Este es uno de los principales objetivos del primer viaje a España que hoy inicia en Madrid el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Mohamed Bucetta.

Entre España y Marruecos, las relaciones no han sido nunca fáciles. Los problemas, normales, de vecindad geográfica y política, son con frecuencia magnificados por una hipersensibilidad que los psicoanalistas no dudarían en remitir a una suerte de «conciencia colectiva, dormida y culpable, de la historia». Este complejo se manifiesta de ambas partes. En la violenta reacción española a las «declaraciones de oficio» sobre Ceuta y Melilla del ministro marroquí del Exterior, Mohamed Bucetta. Igualmente en la desproporcionada réplica de Marruecos -que Bucetta se inclina hoy a reconocer- a una reiteración también de oficio de la pos ición española con respecto al Sahara formulada por el ministro español Marcelino Oreja al diario Le Monde, en agosto.Pregunta. ¿Cómo van las relaciones entre España y Marruecos después de la visita del rey Juan Carlos en junio pasado?

Respuesta. Esa visita es el marco precisamente dentro del cual deben desarrollarse nuestras relaciones. Durante la visita de don Juan Carlos a Fez se decidió reunir ciertas comisiones, en particular aquella en que Oreja y yo mismo somos copresidentes, relativa a la travesía (túnel) del estrecho de Gibraltar. Mi visita es consecuencia de esas decisiones.

Naturalmente, hay otros problemas que se plantean en las relaciones marroquí-españolas que deben ser tratados culturales, ciertos contenciosos aún pendientes, la cuestión de las pensiones, la de las tierras de colonización y, evidentemente, sobre el plano político.

P. ¿No existe también un acuerdo de Seguridad Social en tramitación?

R. Sí. Los acuerdos que estén listos para firmar, los firmaremos, y los otros serán estudiados para hacerlos avanzar, pero este ha de ser un contacto interesante en todos los campos.

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P. ¿Pero cómo califica usted actualmente las relaciones entre Madrid y Rabat?

R. Son buenas, pero hemos de hacer que sean mejores, y eso no se puede lograr con el absentismo o la falta de contacto. Al contrario, hemos de multiplicar éstos. Tenemos que explicarnos sobre los puntos que necesitan explicación, sinceramente y claramente. Exponer nuestro punto de vista y escuchar el de nuestros interlocutores españoles, porque nuestras relaciones deben alcanzar un ritmo más rápido que el actual.

P. Tengo entendido que el primer ministro, Maati Buabid, también debe viajar pronto a Madrid. ¿Qué hay de ello?

R. Efectivamente, se había previsto que su viaje a Madrid fuese inmediatamente después de la visita de don Juan Carlos, pero el viaje de un primer ministro requiere ciertamente una mayor preparación; de él se tratará durante mi estancia en Madrid, y quizá podamos fijar la fecha y las condiciones en que tendrá lugar, es decir, los problemas que serán tratados.

P. Usted ha hablado de contenciosos pendientes entre Marruecos y España. ¿Puede precisarlos?

R. Sí, me refiero a las tierras de colonización, a las agrícolas, a la Se-guridad Social, las pensiones, etcétera. Eso es a lo que me refiero.

España, testigo histórico

P. Marruecos ha solicitado a varios países la abstención en el debate de la cuarta comisión de la ONU actual. Una gestión similar no se ha hecho con España. ¿Qué espera Marruecos a este respecto del Gobierno español?R. Lo que nosotros esperamos de España, y que siempre hemos explicado, puesto que sus responsabilidades en el Sahara han concluido, es de mantener la neutralidad. Eso es todo, aunque podíamos pedirle, en tanto que testigo histórico, que dijese que ese territorio siempre perteneció a Marruecos.

Nosotros conocemos el juego de equilibrios que existe actualmente en España y no queremos crear dificultades a nuestros amigos. Para nosotros, la cuestión es clara. La hemos solucionado con España de acuerdo con las normas del Derecho Internacional y como consecuencia del llamamiento de organismos internacionales. Por eso nuestros problemas con España, en lo que al Sahara concierne, han terminado.

P. El acuerdo de pesca hispano-marroquí, no ratificado aún por Marruecos, ha sido tomado por la opinión pública española como símbolo del Estado de las relaciones entre Madrid y Rabat. ¿En qué situación se encuentra su ratificación por Marruecos?

R. Todos los problemas con España serán analizados durante mi visita, para hacerlos progresar en interés de los dos países. En lo que a la pesca concierne, no estoy en condiciones de decirle en este momento en qué situación exacta se encuentra el estudio que se ha hecho al respecto, pero yo sé que se trata de uno de los elementos susceptibles de análisis para que avance en los plazos más favorables.

P. ¿Está previsto tratarlo durante su visita a España?

R. No de una manera especial, pero si este tema es planteado no hay ningún inconveniente para tratarlo.

P. Las relaciones entre España y Marruecos han conocido un período de tirantez incluso muy recientemente. ¿Qué es lo que ocurre entre los dos países?

R. Creo que hay que desapasionar las situaciones que se han creado de una manera, en mi opinión, artificial y superficial. Las relaciones de Marruecos con España deben ser privilegiadas, y así lo hemos repetido siempre. Nosotros conocemos las dificultades de España para asentar sus instituciones y su política en todos los campos después de varias décadas de un cierto régimen. Sabemos igualmente las posibilidades que tenemos nosotros en Marruecos para poder desarrollar esas relaciones en todos los terrenos.

Por mi parte, y en esto creo expresar el sentir del pueblo marroquí, queremos hacer del pueblo español un pueblo amigo y colaborar con él. Yo soy consciente de que podemos tener dificultades de comprensión sobre ciertos puntos, pero creo que con España es necesario evitar los maximalismos.

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