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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Contra una "ciudad protegida" para minusválidos

Recientemente ha llegado a mis manos una noticia, publicada hace menos de un mes en un periódico de Madrid, que me ha dejado perplejo. Se trata de que don Fernando Martín Vicente, presidente de la Asociación Española de Ayuda a Minusválidos, tiene el proyecto -afortunadamente, sólo es un proyecto- de crear una «ciudad protegida» para minusválidos fisicos y psíquicos, donde éstos pasarían los fines de semana y, en general, su tiempo libre, según se afirma en el periódico.Ya somos capaces hasta de proteger una ciudad. Casi nada.

Recuerdo la pelotera que se organizó cuando, hace ahora once años, fray Serafín Madrid proyectó algo semejante en Sevilla, también para deficientes mentales y físicos. Los argumentos que se barajaron en contra en aquella ocasión tienen ahora la misma validez, con el agravante de que han pasado once años y habría que presumir que el grado de mentalización social ha aumentado desde entonces. Pero me parece que nos quedamos sólo en la presunción, porque ante iniciativa así a uno le fallan los esquemas mentales.

Se pretende, según la noticia, que los subnormales presenten iniciativas y propongan la manera de realizarlas. Yo tengo la sensación de que este propósito se da de tor tas con la ciudad protegida. ¿Qué van a hacer los responsables el día que los subnormales digan que ellos lo que quieren es ir al cine de su barrio, tomarse una caña en el bar que hay al lado de su casa o irse de merienda a Carrascalejo de Abajo? ¿Llamarán a más subnormales para que acudan a la «ciudad protegida» a seguir tomando iniciativas?

En otro sitio de la nota se dice textualmente: «Fomentar la felicidad del subnormal sería un objetivo secundario.» Bueno, todavía lo entiendo menos. Si no se persigue de manera prioritaria que el subnormal sea feliz en su tiempo libre, parece lógico que tampoco se pretende hacerle feliz en la escuela o en el taller, sitios en los que son bastantes los subnormales que no se sienten a gusto. Quisiera que alguien me aclarara qué momento de la vida del subnormal vamos a elegir para intentar su felicidad. A este paso sólo vamos a encontrar las ocho horas de sueño. Salvo que a alguien se le ocurra inventar «el sueño protegido».

Sigo con la nota: «Se les daría a los minusválidos físicos y psíquicos el máximo de libertad posible, de acuerdo con su capacidad de independencia.» Este léxico me suena más a «libertad condicional» y a «reforma penitenciaria». ¿A estas alturas andamos todavía con eso? ¿Pero quiénes somos nosotros para administrar la libertad del minusválido? ¿Es que ha delinquido?

«Para que todos los temas puedan tratarse con objetividad, lo mejor sena que los padres se agruparan en asociaciones que intervendrían en la política general ... » ¿Cuántas asociaciones? ¿Una por minusválido? Esto es lo que yo llamo fomentar el asociacionismo, porque además es la única forma de tratar un tema con objetividad, asociarse.

En fin, para qué seguir. La nota, toda ella, es antológica. Termina diciendo: «Para la realización de este proyecto hacen falta dos cosas: un lugar donde ubicarlo y un presupuesto.» Por el bien de los minusválidos? ¿En qué ha delinquido? Encuentre ninguna de las dos.

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