Fraga no intervendrá en la disputa interna de AP antes de su congreso

Mes y medio antes de comenzar el III Congreso Nacional de Alianza Popular (AP), los distintos grupos de presión que intentan configurar la línea del partido han iniciado una discreta campaña de filtraciones, para dar a conocer sus posturas y crear clima entre los compromisarios. Manuel Fraga, líder indiscutible del grupo, prefiere mantenerse al margen de estas refriegas previas al congreso, al menos públicamente.

Mientras el sector que capitanea actualmente AP deja traslucir posiciones de discrepancia con Fraga -aduciendo supuestas inclinaciones a la derecha y un excesivo control del partido-, en torno a Fraga puede advertirse una postura bien distinta: su empeño en mantener la definición de centro para AP no responde a una cuestión puramente semántica, sino al propósito de llevar a cabo una política templada, aunque firme, en los principios, que configure lo que podría ser el futuro partido conservador español.En este mismo entorno se opina que las manifestaciones que han llegado hasta la prensa no tienen excesiva importancia y son producto de la toma de postura y de las estrategias que se adoptan en cualquier partido de cara a un congreso. En cualquier caso, mantienen la certeza de que las bases apoyarán por amplísimo margen las tesis que postule la línea de Fraga y que, si se manifiesta con claridad una posible corriente crítica, obtendría un porcentaje exiguo de adhesiones.

No deja de subrayarse también la ambición de algunas personas y su posible deseo de evitar una renovación en la ejecutiva del partido con personalidades de relieve que oscurezcan a los actuales dirigentes.

En cuanto a las acusaciones, más o menos veladas, de personalismo dirigidas desde el interior de AP, se hace notar que a proyectada reforma de los estatutos del partido no puede llegar hasta convertir la presidencia de AP en un órgano absolutamente innocuo y desprovisto de contenido.

Según se ha anunciado con reiteración, los propios dirigentes actuales de AP promueven la candidatura de Fraga para este puesto, que él parece dispuesto a aceptar, siempre que no se vacíe de funciones, hasta el extremo de hacerlo inoperante.

También en el entorno del líder aliancista ha podido recogerse una frase muy expresiva de esta postura: «El presidente del partido no puede configurarse como si se tratara de la reina madre.»

En todo caso hay que advertir un propósito de renovación en AP que, según todos los indicios, promueven los más próximos a Fraga, y que posiblemente tratarán de llevar hasta la dirección del grupo a personalidades de cierto peso político. Así, hay que subrayar la presencia de Fernando Suárez, ex ministro de Trabajo y ex vicepresidente del Gobierno, en la presidencia de un coloquio que mantuvo el líder aliancista, hace dos semanas, en el Club del Sable. La intervención de Fernando Suárez constituyó una defensa cerrada de la trayectoria y las posturas políticas mantenidas por Fraga.

Dentro ya de las manifestaciones expresas que se vienen produciendo, nuestro corresponsal en Oviedo, José Manuel Vaquero, informa que Luis María Fernández Canteli, recientemente elegido presidente de Alianza Popular de Asturias, manifestó que su partido se había equivocado en las dos convocatorias electorales: en la primera, por mirar demasiado hacia atrás, hacia el franquismo, y en la segunda, por haber intentado ocupar, sin éxito, el espacio de UCD.

La experiencia de Coalición Democrática con los grupos de Areilza y Osorio es considerada negativa por Fernández Canteli; en su opinión, debería haber correspondido a Alianza Popular, como partido liberal y conservador, la presentación a la sociedad de un proyecto de cambio más optimista, sin ignorar las circunstancias económicas existentes, superando el catastrofismo en el que a veces cae Fraga. «Debemos», agregó, «tratar de conseguir el apoyo de la derecha española y olvidarnos del centro. Contamos con el capital inicial de un millón de votos de Fraga, que puede ser el punto de partida para hacer un partido de verdad.»