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Las autoridades sanitarias de un barrio londinense, condenadas por un error clínico

Un tribunal británico ha condenado a las autoridades sanitarias de Kensington-Chelsea (distrito de Londres) a pagar una indemnización récord de 37 millones de pesetas a una profesora de inglés que sufrió graves lesiones cerebrales durante una intervención quirúrgica, como consecuencia de un error en la administración de anestesia.

La historia comenzó hace cinco años, cuando Elizabeth Shewan, que contaba entonces veinticinco años de edad, acudió al hospital de Westminster para someterse a una operación de vesícula y apendicitis, después de haber pasado una temporada en Japón como profesora de inglés.La intervención, considerada por los especialistas como una operación rutinaria, se desarrolló sin consecuencias. Pero cuando se intentó reanimar a la paciente, en lugar de oxígeno recibió una fuerte dosis de óxido nitroso, un anestésico.

El resultado ha sido estremecedor. Elizabeth, en aquel tiempo una joven atlética, amante de los deportes, del ballet y de la música, se ha convertido en un ser inerte que pasa su vida en un sillón de inválidos, incapaz ni siquiera de peinarse por sí misma.

Durante el juicio, se demostró que el accidente se había producido por un intercambio de tubos en las botellas que suministraban correspondientemente el oxígeno y la anestesia. El intercambio fue el resultado de la reparación de una avería.

En un principio, el hospital de Westminster intentó echar tierra al asunto. Pero no contaban con la determinación y la firmeza del Padre de Elizabeth, John Shewan, un director de distribución, quien, a partir de aquel momento, decidió consagrar el resto de su vida a conseguir justicia por los daños irreparables causados a su hija.

Naturalmente, Shewan no se contentó con el resultado de la encuesta privada llevada a cabo por el hospital, que atribuyó el accidente a «un error fortuito». Shewan promovió una encuesta judicial independiente apoyado por una petición enviada al primer ministro con las firmas de 20.000 vecinos de la zona donde vive la familia.

La encuesta se inició en 1976 y se prolongó durante más de un año. Con los resultados de la encuesta, dirigida por el magistrado Gerald Kidner, el padre de Elizabeth demandó judicialmente, en nombre de su hija, a las autoridades sanitarias de Kensington-Chelsea, donde se encuentra el hospital de Westminster.

El juicio terminó el martes, y la sentencia se dio a conocer ayer. El juez Griffiths condenó a las autoridades sanitarias a pagar la cantidad de 262.500 libras (unos 37 millones de pesetas) a Elizabeth, que ahora tiene treinta años. La cantidad constituye un récord en las indemnizaciones pagadas a una mujer en la historia judicial británica.

Nadie ha ganado el caso .

A la salida del juicio, John Shewan declaró con lágrimas en los ojos: «Nadie, absolutamente nadie, ha ganado en este caso. A mi hija se le ha privado de la posibilidad de casarse, de tener una familia, de seguir adelante con su profesión. Se le ha condenado a pasar el resto de su existencia durmiendo por la noche y sentada en un sillón de inválida durante el día.»

Shewan va a dedicar el resto de su vida a cuidar a su hija. Con el dinero de la indemnización piensa comprar una nueva casa donde, con la ayuda de un equipo de enfermeras, intentará «crear un nuevo entorno para Elizabeth, con la esperanza de que pueda encontrar algo de vida en el futuro ».

El caso de Elizabeth Shewan es el segundo en esta semana. El lunes, otro tribunal condenó al Hospital General de Ashton, en Manchester, a satisfacer una indemnización de 200.000 libras (unos treinta millones de pesetas) a un paciente que intentó suicidarse mientras estaba internado. El juez Lincoln, en su sentencia, estableció que el personal del hospital «no había cumplido con su deber, al no darse cuenta de la depresión que afectaba al paciente y que le llevó a realizar un intento de suicidio».

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