_
_
_
_
_
Automovilismo (fórmula 1)

El mexicano Rebaque abandona la competición

El mexicano Héctor Rebaque ha anunciado su retirada de la fórmula 1. Después de dos años y medio de más pena que gloria, en los que el piloto llegó a gastar más de trescientos millones de pesetas por temporada, su padre, única fuente financiera del joven mexicano, ha decidido cortar la multimillonaria ayuda económica, por lo que el piloto se ve obligado al abandono.El multimillonario Héctor Rebaque había debutado en el Gran Premio de Inglaterra de 1977; tenía entonces veintiún años de edad. Como ningún equipo parecía decidido a incluirle en sus filas, pese al fuerte apoyo económico que el mexicano podía aportar, Rebaque decidió crear su propio equipo. Compró varios chasis de Lotus a Colin Chapman -entonces era el mejor monoplaza-, motores Ford Cosworth, fichó a gran cantidad de mecánicos y personal técnico y deportivo y constituyó la escudería Rebaque de fórmula 1.

Pero lo que no pudo el joven multimillonario fue mejorar lo suficiente su capacidad de piloto como para lograr buenas actuaciones. Su padre, a base de dinero, podía satisfacer sus caprichos, como lo era el de correr en fórmula 1. Por eso no dudó en costear un increíble proyecto cuyo desmbolso exigía más de trescientos millones al año, sin ninguna contrapartida a cambio. Porque con todo ese dinero podía conseguir buenos coches y un numeroso equipo, pero nadie podía conducir en el lugar del joven Héctor. Y ahí fue donde se desmoronó el equipo. Porque en muchas ocasiones, Héctor Rebaque no conseguía ni clasificarse para poder correr. Y en el resto, o no terminaba las carreras o lo hacía en los puestos de retaguardia.

Sólo en una ocasión, la pasada temporada, pudo el joven multimillonario puntuar en una carrera: pobre bagaje para dos años y medio de actividad y cientos de millones de pesetas derrochados.

Ahora, Héctor Rebaque se marcha quejándose amargamente del discriminatorio trato recibido de la fábrica de neumáticos Goodyear. Según él, no podía contar nunca con ruedas buenas y, sin ellas, era imposible realizar buenos tiempos. Y cansado del superprofesionalismo a que ha llegado la fórmula 1, Rebaque decide abandonar. Lo que no dice el mexicano es que, aunque Goodyear tiene una política verdaderamente discriminatoría, iguala a la mayoría y beneficia sólo a unos cuantos pilotos de elite -entre los que, evidentemente, él no está-. Pero, a los que despuntan en esa segunda división les da entonces ruedas iguales a las que tienen los mejores pilotos, casi como si de un premio a su buena labor se tratara. Jamás ha podido contar con esas ruedas el mexicano, porque jamás ha realizado los tiempos necesarios para merecerlas.

Por otra parte, quejarse del superprofesionalismo de la fórmula 1, en boca de Rebaque, tampoco parece muy correcto, al ser él mismo una prueba evidente de lo que no puede pasar. Porque el que se tenga el dinero suficiente como para que no importe gastar más de trescientos millones de pesetas al año en caprichos, no debe ser argumento suficiente como para poder correr en una competición que debe estar únicamente reservada a los que han demostrado que poseen las cualidades necesarias como para poder correr.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_