Un fallo en los frenos del autocar, causa probable del accidente de Tarbes
Veintiún muertos y 32 heridos es el balance del accidente ocurrido en Tarbes (Francia) poco antes de la medianoche del viernes, cuando un autocar ocupado por españoles fue arrollado por una locomotora en un paso a nivel. Diecinueve de los cadáveres fueron trasladados ayer por carretera a San Sebastián, donde ha quedado instalada la capilla ardiente. El autocar regresaba de una peregrinación a Roma, y la expedición estaba integrada por religiosas, alumnas y familiares de alumnas del colegio Santa Teresa, de San Sebastián. Un fallo en los frenos del autobús parece la causa más probable del suceso.
Numerosas escenas de dolor se registraron a lo largo del día de ayer en el centro escolar ya citado de la capital donostiarra, a medida que fueron concentrándose los familiares de los viajeros del autocar siniestrado. Momentos de intenso dramatismo se vivieron a las once de la noche en la frontera de Irún, a la llegada de los diecinueve furgones con los restos mortales de las víctimas. Horas antes habían llegado al mismo punto fronterizo las ambulancias en las que eran trasladados diecisiete de los heridos en el accidente.Seis de las personas fallecidas son monjas: Felisa Goya Tellería, María Teresa Andérez Labrador, María Cruz Gembero Ochoa, Antonia Aranda Arregui, Manuela Oloriaga Aguinaga y Pilar Leoz Basterra. Otras seis eran alumnas del colegio citado: Lorena García Recalde, Virginia González Jiménez, Aránzazu Nuere Salgado, María Aramendi Acedo, Begoña Resusta Urruti y Gema Saiz Martín. El padre de esta última iba a ser intervenido ayer de una delicada enfermedad cerebral.
Asimismo, entre las dieciocho víctimas ya identificadas hay seis personas que viajaban en el autocar como familiares o amigos de la congregación y de colegialas: Antonia Arregui Eceiza, María Luisa Garmendía Leunda, Fidel Casteig Elduayen, Cecilia Garmendía Otamendi, María Arregui Eceiza y Sofla Díaz Iraola.
Uno de los organizadores de viaje manifestó a la agencia Efe que «no es del todo seguro, pero a la vista de las confirmaciones de muertes que tenemos, y confrontándolas con los respecti
vos lugares que deberían ocupar en el autobús en el momento del accidente, es posible que las persona fallecidas sean aquellas cuyos números de asiento están comprendidos entre el 41 y el sesenta, con lo cual es probable que por lo menos haya ocho colegialas más dentro de los fallecidos».
Escenas de emoción
Entre la gente que ayer se agolpaba en el vestíbulo del colegio Santa Teresa, había personas que viajaban en otro de los autobuses que formaba parte de la misma expedición. «Hemos vuelto a nacer, hemos vuelto a nacer, todo ha sido trágico y terrible. Y lo peor es que no nos hemos enterado hasta esta mañana, porque, una vez que llegamos, sólo se quedaron esperando la gente que aguardaba la llegada del otro autobús.» Entre sollozos y visiblemente emocionadas, dos hermanas que viajaban en el citado autobús hablaban así en el colegio.
Se da la circunstancia de que las personas que aguardaban la llegada del segundo autobús -que tenía previsto su hora de llegada a medianoche- se enteraron del accidente cuando, a primeras horas de la madrugada, conectaron un aparato de radio. «A partir de ese momento, todo ha sido incertidumbre y angustia, llantos y gritos. Estamos muy conmovidos. »
El autocar siniestrado -de la compañía Autopulman Hella, de San Sebastián- circulaba por la carretera nacional 11, de Toulouse a Hendaya. Por causas aún no aclaradas, rompió la barrera en un paso a nivel y fue arrollado por una locomotora que se dirigía a gran velocidad a la localidad de Torunay, para ser enganchada a un tren. El choque se produjo en un punto llamado «Route de Toulouse», situado en el suburbio de Tarbes-Semeac.
Por efecto de la violencia del choque, toda la parte trasera del autocar quedó enteramente destrozada y asientos y cuerpos de heridos o muertos fueron encontrados a más de veinte metros de distancia.
Los servicios de socorro, organizados por las autoridades francesas, funcionaron con gran rapidez. Los heridos fueron evacuados en helicóptero. Los bomberos manifestaron haberse encontrado con escenas «horribles»: en medio de miembros de cuerpos desarticulados y_de cadáveres, se oían gritos y gemidos de las víctimas o de personas que trataban de encontrar a sus familiares.
El conductor del autobús, José Luis Reino, sufrió la amputación de una pierna en el hospital donde fue atendido. El resto de los heridos, según la lista facilitada en Tarbes a la agencia Efe, son los siguientes: Agustina Oterri, Emilia Redondo, Petra Echevarría, María Garmendía, Felisa García Valderrama, Santiago García, María Antonia Alberdi, Carmen Acedo, Pedro Redondo, Miguel Ardanaz, Manuel Armendia Juan Sarasola, Miguel Eizaguirre, Faustina Ibarburen, Natividad Barona, Juanita Villabrica, Simona Echevarría, Juana Villalba, Saturnina Barona, Elvira Rivarola, Ester Basterrechea, María del Pilar Iruin, José Esnoz, Cristina Serrano Miguel, Elena Villes, Carmen Pozo, Irene del Campo Barona, María Teresa Mendizábal, Virna Villabrica, Francisca Canigueral. Hay también una persona llamada Jacinta, cuyo apellido no se conoce aún, y otros dos heridos todavía no identificados.
Excepto el chófer y los heridos no identificados, que se encuentran en Toulouse, los demás heridos están en el hospital de Tarbes No parece que ninguno de ellos esté en situación de extrema gravedad, según las informaciones disponibles a media tarde de ayer.
Fallo de frenos
La encuesta efectuada por técnicos y autoridades para dilucidar las causas del choque del autocar con la locomotora parecen orientarse a un posible fallo mecánico; concretamente, un funcionamiento defectuoso de los frenos del autobús. Esta es la primera hipótesis establecida por los encargados de la encuesta, después de hablar con el conductor del vehículo y con representantes de la empresa propietaria del mismo.
Al parecer, el largo descenso por la zona montañosa de la carretera que precede a la línea recta en la cual se produjo el accidente pudo haber recalentado excesivamente los frenos del autocar hasta hacerlos ineficaces, cuando a plena velocidad, pero sin salirse de los límites autorizados, el conductor vio que se cerraba la barrera automática del paso a nivel de Semeac (Tarbes). Esta habría sido la causa de que el autobús invadiera las vías del paso a nivel en el preciso instante en que llegaba la locomotora.
El chófer del autocar, hospitalizado en Toulouse -en donde le fue amputada una pierna-, pudo manifestar que él creía no haber cometido error alguno. Aseguró que circulaba por la deretha, que no intentó adelantar a ningún automóvil, que se había dado cuenta perfectamente de que el paso a nivel estaba cerrado, pero que intentó frenar y el autocar no obedeció.
El conductor de la locomotora contra la que se estrelló el autobús -informa nuestro corresponsal en París, - afirmó que él también se había percatado perfectamente del suceso trágico que iba a producirse. Circulaba a 85 kilómetros a la hora (la velocidad límite es de noventa), y le fue imposible frenar. Refiriéndose al autobús, aseguró: «Circulaba a velocidad excesiva y no intentó maniobra de ninguna especie, sino que arremetió embalado contra la locomotora. Lo que no puedo saber es si esto fue consecuencia de un fallo humano o mecánico.» En este tramo de la carretera, la velocidad máxima para los autobuses es de ochenta a la hora.
Anoche fueron convocados todos los testigos, con objeto de intentar clarificar las causas de la tragedia. Los comentarios de los enviados especiales de la prensa y de la radio francesas, ayer, anotaban todos que el autobús había circulado desde Roma sin reposo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.