Tendencia a la estabilidad en el mercado del oro tras las últimas ventas del FMI
El resultado de la subasta de 444.000 onzas de oro llevada a cabo el jueves por el Fondo Monetario Internacional ha contribuido, según las opiniones expresadas por los expertos en diversos mercados mundiales, a estabilizar en principio los precios del metal que, poco antes de producirse la venta, comenzaban a mostrar de nuevo síntornas de aceleración.En efecto, la subasta ha resultado en un precio promedio de 412,78 dólares onza, con unas pujas que han oscilado entre los 412,51 y los 420,80 dólares por onza.
Sin embargo, el dato que más ha llamado la atención de losespecialistas; internacionales no ha sido precisamente el precio, sino el volumen de demanda, que ha totalizado 665.000 onzas, para una oferta que, como ya se ha indicado, era de 440.000 onzas, como es normal actualmente en las subastas del FMI.
Esto significa que el coeficiente demanda-oferta ha sido de 15, que resulta ser el más bajo registrado desde el día 1 de noviembre de 1978, en que tal coeficiente fue de 1,47.
Para los expertos esto significa, lisa y llanamente, que se está evidenclando un declive en el interés corriprador y que este primer síntoma puede dar lugar a una intensificación a corto plazo de las posturas vendedoras, que ya han tenido su primera manifestación en el mercado de Hong-Kong en la mañana del jueves, dbnde se detectaban importantes tanteos vendedores a 406-410 dólares, es decir, sensiblemente por bajo del preció alcanzado en la subasta del Fondo.
Además se señala a este respecto que el Tesoro estadounidense realizará por su parte otra venta el próximo martes, día 16, que puede resultar en otra corrección a la baja en el precio del metal.
Estas opiniones, no obstante, quedan parcialmente matizadas por otros juicios que señalan que todavía no está dicho todo, ni mucho, menos, sobre la evolución del oro en un futuro próximo.
A este respecto se señala, por ejemplo, que el desceuso del precio hacia niveles más bajos va a traer compradores de Europa, y en este sentido se apunta que la reciente caída de setenta dólares en un par de días provocó una reacción de signo inverso, que produjo un alza de otros 35 dólares de un día para otro.
En todo caso, parece muy difícil que el metal baje de los 360 dólares por onza, a menos que se produzcan acontecimientos económicos, totalmente inesperados en Estados Unidos.
Otro factor que se está discutiendo en las últimas 48 horas es la posibilidad de que los bancos centrales actúen sobre el mercado del oro, mediante operaciones de venta de metal, con el fin de contener y reducir el precio.
De momento, ha habido comentarios al respecto por parte del presidente del Banco Nacional suizo, Fritz Leutwiler, y del Banco Central holandés, Jelle ZijIstra. Ambas personalidades han coincidido en que, por el momento, no se considera la posibilidad de este tipo de actuación.
Pero no es menos cierto que tampoco se ha descartado de modo tajante la posibilidad de que la intervención pudiera producirse si las circunstancias lo hiciesen necesario
Concretamente, Jelle ZijIstra ha señalado que, si en algún momento se considera tal actuación, las autoridades no intentarían implantar un precio máximo y otro mínimo para el metal, ya que ello significaría introducir un nuevo precio semioficial, lo que está en contradicción con las enmiendas introducidas al reglamento del FMI, que permite a los bancos comprar y vender oro libremente, como se hace en Estados Unidos.
Un aspecto destacado de las declaraciones de Zijlstra -que es también presidente del Banco de Pagos Internacionales- es su observación de que, si bien las enmiendas al reglamento del FMI desmonetizaban formalmente el oro, los acontecimientos han puesto de manifiesto que la desmonetización real se halla todavía muy lejos.
El hecho de que los países puedan vender oro por dólares -excepto en el caso de Estados Unidos, donde el dólar es la moneda nacional- supone una desnionetización unilateral, contraria al espíritu de las enmiendas del FMI, concretamente a la segunda, que prevé una gradual pérdida de importancia, tanto del oro como del dólar, en favor de los derechos especiales de giro.
No es posible, hoy día, desde el punto de vista de Zijlstra, que los bancos centrales consideren el oro si no es como otro metal cualquiera, como el cobre o el hierro.
Otra personalidad, como es el gobernador del Banco de Inglaterra, Gordon Richardson, ha declarado también que, en el caso del oro, la existencia de mercados de futuros no sólo no ha contribuido a moderar las tendencias alcistas, sino que, muy por el contrario, ha estimulado el alza de los precios en el mercado al contado.
«En definitiva, la actual trayectoria del oro», ha señalado Richardson, «lo que pone de manifiesto es el fracaso de la economía mundial para conseguir un crecimiento estable y no inflacionario, al que aspiran todos los países.»
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