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Entrevista:

"En la policía faltan medios, coordinación e ideas; "sobra ordeno y mando"

El patio de la Dirección General de Policía tiene dos partes: una, con techumbre de cristal, y otra, al raso. En la primera están los coches oficiales de los jefes; en la segunda están, entre otros vehículos, los implicados en algún delito, a la espera de que baje un perito y los revise. Lo que pasa es que, si hay mala suerte y llueve, a lo peor, cuando vaya a buscarlas, las huellas se han ido con el agua. Pero está claro que los técnicos no pueden subirse los coches a sus gabinetes.Arriba, en la planta de la Brigada de Policía Judicial (la antigua Brigada de Investigación Criminal), al final del pasillo, se ha tenido que clausurar el servicio, infectado de sífilis por un delincuente menor de edad que había sido detenido.

En la planta baja, a nivel del patio, y atravesando un pasillo por el que se entra al bar, se llega a una habitación de unos cincuenta o sesenta metros cuadrados, que da a la calle del Correo. Es una pieza de techo alto y piso de tarima. Es la sede social de la Asociación Profesional de Funcionarios del Cuerpo Superior de Policía y también de la Asociación de Personal Auxiliar, y también parece que lo será de la Unión Sindical de Policías, cuando la den por legalmente constituida, si la dan.

«Esta casa es un ejemplo claro de la escasa preocupación de la Administración por la policía», dice Antonio Mesas, presidente de la Comisión Gestora Provisional de la citada asociación de policías.

«Si yo fuera a Londres, por ejemplo», añade, «y me dijeran que la sede central de la policía inglesa fuera una casa así, me echaría a reír y pensaría que esa policía pocas cosas podría hacer. »

Pregunta. Quizá sea porque los verdaderos centros de inteligencia para planificar y dirigir la información y la investigación no estén aqui.

Respuesta. Esos centros, desde luego, pueden estar en cualquier despacho pequeñito, que ni nos lo imaginamos; pero no es esa la cuestión. Se trata del funcionamiento y de la consideración. Este edificio está desfasado a todos los niveles como sede central. Su mantenimiento es un reflejo del trato o la consideración a los funcionarios por debajo de la dignidad profesional, y lo mismo con las demás personas que tienen que venir aquí. No hay sitio para nada, ni para personas, ni para papeles, ni para instrumentos.

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P. ¿Y el traslado al proyectado edificio de la calle del Doctor Federico Rubio?

R. Ese proyecto parece que está olvidado, o parado. No se ha vuelto a hablar de él.

Antonio Mesas se dirige a una secretaria y da unas instrucciones para enviar urgentemente una circular. Se trata de preparar lo antes posible la convocatoria de elecciones generales para la formación de la nueva junta nacional de la asociacíón. La anteriorj unta dimitió el pasado viernes, en el transcurso de una asamblea extraordinaria (véase EL PAIS de 6 de octubre de 1979).

P. ¿Y hasta qué punto la asociación, o sus cargos más operativos, han estado neutralizados por las jerarquías superiores?

R. No ha habido dirigismo de la superioridad. Ya en nuestra revista, Tribuna Policial, explicamos que tan pronto se nos tachó de rojos como de amarillismo, sin ningún fundamento, desde luego.

La junta nacional ha dimitido porque la Administración ha despreciado reiteradamente nuestras ofertas. Y la mayor parte de las veces que hemos llamado a su puerta ha sido para exponer problemas y soluciones de organización, no precisamente de problemas laborales, como en algún momento se ha querido desvirtuar a raíz de nuestra lógica reivindicación de que se nos pague el trabajo en exclusiva, y la incompatibilidad con otros trabajos.

Lo que pasa -añade- es que la Administración no escucha porque está acostumbrada a no escuchar, al ordeno y mando. Y si te desmandas, o aunque no te desmandes, es igual, con el actual reglamento te suspenden de empleo y sueldo durante seis meses en un santiamén y sin más, sólo porq e o pue en acer.

P. La asamblea acordó el viernes pasado que, en vista de lo infructuoso de la línea moderada, se pasaría a otros modos de actuación. ¿Qué significa exactamente, si su marco de posibilidades es realmente tan estrecho?

R. Las líneas a seguir tendrán que ser marcadas por la nueva j unta, pero, desde luego, nuestro consejo es que como hasta ahora no podemos seguir. La asociación aglutina a unos 7.000 asocíados; aproximadamente es el 94% de los funcionarios de Policía. Creo que es una cifra como para que se nos tome un poco más en cuenta.

P. Se ha hablado mucho de la conveniencia o inconveniencia de una jubilación anticipada de los policías de más edad. ¿Qué opiniones predominan en la asociación?

R. Hay policías que son competentes y otros que no funcionan porque no lo son. No es un problema de edad ni tampoco de ideología. Los policías jóvenes son ya más del 60% y entre todos los funcionarios hay políticamente de todo el espectro. Pero a la hora de actuar como policía eso se deja al margen, en la mayoría de los casos que yo conozco, al menos.

P. ¿Por dónde pasarían las soluciones para adecuar la policía a la situación social actual?

R. Una nueva escuela con nuevos criterios de selección, una organización de servicios más racionalizada y una planificación de personal. Sin embargo, aquí parece que nos gusta complicarlo todo. Cuando en Europa se tiende a un¡ficar los cuerpos de seguridad, aquí permanecemos con múltiples, que ahora van a aumentar con las policías regionales.. Sería necesario que la Policía Municipal, la Policía Nacional, la Guardia Civil y nosotros estuviéramos más coordinados, más centralizados, ya que no unificados. Que un funcionario de policía hiera a un compañero de otro grupo en una operación puede entenderse como un accidente, pero que esto suceda entre miembros de cuerpos que, por normativa legal, deben estar separados por cientos de kilómetros revela que los responsables de esa coordinación no han cumplido la ley.

Sería preciso -añade- un archivo central de gente buscada, y otro de objetos robados, por medio de la informática. Ahora estamos en mantillas. No se pueden esperar .resultados cuando una comisaría ha soltado a un delincuente sin saber que lo buscaba un cuartel de la Guardia Civil. También es irracional que una ciudad como Alicante sólo tenga una comisaría y pueblos sin apenas criminalidad, por contar más de 25.000 habitantes, estén casi igual dotados.

La policía y el poder judicial

P. Este espíritu, ¿cabe trasladarlo a los funcionarios de base, esto es, a los policías que tratan de paliar la responsabilidad de un compañero que se ha pasado de la raya, desde un posible homicidio a los malos tratos?

R. Es difícil que un policía tape a otro que haya cometido un homicidio o que haya hecho una transgresión clara de la ley. No conozco ningún caso. En cuanto a los malos tratos o tortura, el asunto podría solucionarse de una forma muy sencilla: que el fiscal de distrito dirigiera el interrogatorio. Desde luego, esto exige crear la figura del fiscal de distrito. Pero es que la policía no va.a cargar con todo. El aparato judicial, que, por cierto, se está mostrando tan inhibido al dejar continuamente en libertad a los acusados, también tiene que evolucionar en un sentido más práctico, como en la agilización de los asuntos que conoce.

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