Entrevista con Francois Mitterrand

«Pregunta: ¿La izquierda estaba querellándose desde hacía dieciocho meses cuando usted declaró el 21 de febrero de este año: lo que nos une al Partido Comunista es más importante de lo que nos divide. ¿Podría usted repetirlo hoy?Respuesta. No hemos escogido nuestros aliados. Hemos tratado de unir las capas sociales mayoritarias en el país, pero dominadas por una clase dirigente minoritaria y todopoderosa. Hemos tratado de unir a los trabajadores, y particularmente, a los trabajadores asalariados, cuya fuerza de producción, el trabajo y la vida, es confiscada en beneficio de un pequeño número, y poner así fin a esta explotación (...).

Lo que une a las fuerzas populares es más importante de lo que las divide. Vea usted lo que pasa en las elecciones locales o parciales (...). Yo no estoy dentro de los pensamientos de la dirección del Partido Comunista, que considera, pese a los perjuicios que nos ha causado la política de Giscard-Barre, que lo que nos divide es más importante que lo que nos une (...).

P. ¿La unión de la izquierda será posible? A partir del momento en que el Partido Comunista juzga que no puede «funcionar», si el Partido Socialista es demasiado poderoso, parecería que los socialistas no tienen otra elección que aceptar un predominio de los comunistas.

R. Si el Partido Comunista somete el gran proyecto histórico que hemos definido juntos en 1972 a sus solos intereses particulares, no habrá ni unión ni victoria de la izquierda por mucho tiempo (...).

P. A propósito de la crisis se oyen discursos muy diferentes. Unos dicen: se vuelve simplemente a la situación de crecimiento lento, normal después del boom excepcional de la posguerra. Otros piensan que no hay crisis, debido a que hay que enfrentarse a un nuevo estado del mundo. Por lo que se sabe del proyecto socialista, la situación es analizada como una crisis de beneficios, recordando la explicación marxista tradicional de la tendencia a la baja de los beneficios. ¿Piensa usted que esto puede ser una explicación suficiente, es decir, que convenza a todos de los cambios que se están realizando en el mundo ante nuestros ojos: la irrupción del Tercer Mundo (Argelia y Brasil), las demografías galopantes, la aceleración de la inflación, el aumento del precio del petróleo?

R. Nuestro proyecto no se limita, contrariamente a su interpretación, a la simple explicación de la baja general de la tasa de beneficios, la cual se ha erosionado, entre otras causas, como se sabe, por la modificación de las relaciones de fuerzas internacionales, por la acumulación de capital en regiones donde el beneficio no puede crecer más, por la presión sobre los salarios y la reducción del consumo interno, por la presión de los asalariados en lucha por sus derechos y sus reivindicaciones, por el coste elevado de la investigación y de la evolución de las técnicas. Para aumentar la crisis el capitalismo utiliza sucesiva y simultáneamente la inflación y el paro, y desplaza sus actividades hacia sectores nuevos, sin otra consideración que recuperar y más tarde aumentar su beneficio (...).

Hoy el capitalismo intenta recuperar su rentabilidad. Por ello, arruina a los que ahorran por la inflación, perturba las condiciones de trabajo por una automatización salvaje, influye sobre los salarios por un paro masivo, hace pagar a los contribuyentes las pérdidas de los sectores que ya no son rentables, como la siderurgia, y transfiere sus actividades hacia los países donde la explotación de los trabajadores se revela más fácil. La política de Valery Giscard d'Estaing se inscribe en esta estrategia. Con él la nación francesa es una pieza de caza ofrecida a las multinacionales. El proyecto socialista intenta invertir esta lógica y crear en la medida de lo posible las condiciones de una Francia económica y políticamente más autónoma, dueña de su destino científico, industrial y cultural y en la que lo, trabajadores dejen de estar desamparados. Opción que no es imaginable más que saliéndose de la lógica de la rentabilidad que se nos ha impuesto (...).»

5 de octubre