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El FMI establecerá con prudencia la "cuenta de sustitución del dólar"

El comité interino del Fondo Monetario Internacional dio ayer «luz verde» al establecimiento de una llamada «cuenta de sustitución» dentro del organismo. El FMI, de una forma voluntaria, permitirá a los países miembros intercambiar sus reservas en dólares por un valor a determinar, expresado en derechos especiales de giro. La decisión se tomó al término de una larga y agitada reunión, celebrada en la víspera de la apertura, hoy, en la capital yugoslava, de la 34 sesión anual del FMI y del Banco Mundial. El comité interino del FMI encontró una fórmula de compromiso que permite, en principio, el establecimiento paulatino de esta cuenta que, en un período de varios años, desplazará al dólar como moneda mundial en beneficio de la unidad monetaria internacional: los derechos especiales de giro (DEG). El DEG equivale hoy a 1,30 dólares. Su valoración se fija en base a un conjunto de dieciséis monedas (entre ellas, la peseta) que ponderan desigualmente para establecer un valor de cambio al DEG.

, La adopción de esta cuenta, que se considera el tema primordial de la reunión de Belgrado, aparte de la discusión de la situación económica mundial, se hizo después de recoger las enormes reservas hacia la misma de los países en desarrollo que, durante horas, estuvieron retrasando, e incluso poniendo en peligro, la concesión de la «luz verde» a esta cuenta; Estados Unidos y los países de la Comunidad Económica Europea (CEE) fueron sus principales abogados.España asistió por vez primera a una reunión del comité interino, verdadero órgano decisorio del FMI, pese a su carácter consultivo. José Luis Leal, ministro de Economía, intervino en representación de siete países latinoamericanos y defendió una tesis de cautela ante el establecimiento de esta cuenta, debido a los graves problemas de rentabilidad, liquidez y riesgo en el cambio que crea para los países en desarrollo o aquellos que, como España, poseen unas reservas en dólares que podrían requerir para sus necesidades económicas y financieras.

En un comunicado conjunto, hecho público al final de la reunión, se recogen los temores de los países que mantenían una postura de reserva ante la cuenta de sustitución que, por insistencia de la mayoría de los veitiún miembros del comité, tendrá sólo carácter voluntario en lugar del obligatorio que en un principio se pretendía. Asimismo, el comunicado señala que el establecimiento de esta cuenta «para garantizar una participación amplia en una base voluntaria y en larga escala deberá satisfacer las necesidades de los países depositantes, desarrollados y en desarrollo, y sus costes y beneficios se deberán compartir de una manera adecuada entre todas las partes afectadas, así como deberá contener previsiones satisfactorias con respecto a su liquidez y su tipo de interés para el mantenimiento del valor del capital».

Fuentes informadas asistentes a la reunión señalaron que la decisión del comité interino, una vez ratificada por el pleno y estudiadas todas las particularidades en la próxima reunión del mismo comité en Hamburgo (el próximo mes de abril), permitirá el establecimiento de dicha cuenta en una pequeña escala, que no superará los 5.000 ó 10.000 millones, cantidad que parece inferior al 5% de los 200.000 millones de dólares netos en circulación fuera de Estados Unidos (de un total global de 600.000 millones). Su efecto multiplicador sería mucho más elevado, ya que las cantidades se retirarían de los netos de las reservas de cada país que acuda a la cuenta. Para algunos países, según diversos medios, esta retirada de dólares del mercado internacional supondrá graves trastornos de financiación y, en menor grado, disminuciones notables en la rentabilidad de sus reservas.

Tal como se espera que funcione la cuenta de sustitución, tendrá una doble labor: por un lado, permitirá a los Gobiernos que lo deseen colocar una parte de sus reservas en dólares en el FMI, que les devolverá un valor expresado en DEG (una especie de obligación), y, por otro, el FMI depositará estos dólares errantes en Estados Unidos en alguna forma de bonos o valores oficiales, de los que responderá con un interés a determinar el Tesoro norteamericano.

Temor de países en desarrollo

En una conferencia de prensa posterior a la reunión, el presidente del FMI, Jacques Tarosiere, interpretó la decisión del comité interino como un «paso adelante» en el proceso de establecimiento de la cuenta. Algunos expertos resaltaron que, efectivamente, el comité interino se ha quedado a medio camino entre una aprobación completa de la cuenta y el retraso indefinido del establecimiento de la misma, como pretendían los países en desarrollo.

Para éstos, el principal problema que se plantea, tanto en esta cuestión como ante la situación delicada de la economía mundial, es el efecto que tendría sobre sus necesidades de financiación el rápido establecimiento de la cuenta. Lo que ellos temen junto a un grupo de países de economía intermedia, es que la cuenta retire liquidez de los mercados de capitales internacionales, en un momento en que la situación económica mundial les obligará a recurrir a ellos para financiar sus facturas petrolíferas y para poder hacer frente a un inminente estancamiento de sus economías.

Asimismo, la cuenta de sustitución carece todavía de una definición de sus factores o componentes técnicos, referidos principalmente a su rentabilidad (interés que EEUU conceda a los bonos que emita para recibir dólares), y a los riesgos de un continuo cambio en su valor, en un supuesto mercado secundario que evidentemente se creará.

A este respecto, el ministro español José Luis Leal, en unas declaraciones a los periodistas españoles, señaló que el tema de la rentabilidad ha sido uno de los principales factores que influyó en la mente de los opositores a la cuenta, junto a los de cambio y eficacia en la disponibilidad de los dólares entregados al FMI. «La cuenta necesita un mayor estudio», declaró el ministro español de Economía.

Economía mundial

El otro tema central de la reunión del comité interino y que, evidentemente, se verá reflejado en las ponencias e intervenciones de los 138 ministros de finanzas o representantes de los países miembros del FMI, fue la situación de la economía mundial. Sobre este tema también surgieron fuertes discusiones en el seno del comité entre los grupos de países que achacan la inflación mundial al efecto de los aumentos de los precios petrolíferos y aquellos, como los de la OPEP, que por boca de su secretario general, René Ortiz, sitúan la causa en la subida general de las materias primas y los productos manufacturados.

Inquietud por Inflación

Al final, en el comunicado conjunto, hubo un nuevo compromiso en la elaboración del texto, pero no sin que éste todavía refleje que la principal labor de los países miembros será evitar un nuevo incremento de los precios del petróleo y de otras materias primas.

El comunicado también mostró su preocupación por el aumento de las tensiones inflacionistas en la economía mundial y recomendó como principal medida de política económica el control de la inflación, tanto de sus presiones como de sus expectativas. Asimismo señaló «con satisfacción que la reducción de la inflación es ya el principal objetivo de los países industrializados» y resaltó su convicción de que sólo la adopción de políticas anti-inflacionistas permitirá la reanudación del crecimiento vigoroso de la economía mundial.

En cuanto a la situación exterior de los países miembros, el comunicado reflejó su preocupación por la transferencia de recursos de unos países a otros, que está provocando graves desequilibrios para las balanzas de pagos de los países no productores de petróleo. Estos desequilibrios son, ajuicio del comité, una de las causas del continuo deterioro en la estabilidad de los mercados cambiarios y, en este sentido, se recomendó una mayor intervención en los mismos por las autoridades monetarias.

Dentro de este mismo tema, el comité registró los astronómicos cambios en la situación exterior de los países miembros que, en términos cuantitativos, significará un déficit para los países no productores de petróleo de 50.000 millones de dólares en 1980. Como consecuencia de estos déficits en los países no productores de petróleo, dice el comunicado: «Muchos del grupo de los no desarrollados padecerán dificultades para incrementar sus disponibilidades financieras exteriores, mientras que, a la vez, se verán con problemas para incluso pagar sus servicios de deuda.»

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