El Congreso del PSOE, ampliamente favorable a la línea de Felipe González
La primera jornada del Congreso Extraordinario del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que comenzó ayer, confirmó las expectativas sobre la casi nula capacidad de maniobra del sector crítico del partido, que ha llegado al Congreso prácticamente vencido de antemano, ya que de las asambleas previas salió una relación de fuerzas aplastantemente favorable al sector mayoritario o moderado, encabezado por Felipe González y Alfonso Guerra.
El señor Guerra, que dispone personalmente de la cuarta parte de los mandatos del Congreso -en su calidad de jefe de la delegación de Andalucía-, fue el protagonista destacado de la jornada, ya que, además de ser el orador más aplaudido, obtuvo la aprobación de cuantas propuestas hizo. En cambio, Felipe González permaneció sentado como un delegado más, sin intervenir siquiera en los debatesEl Congreso se abrió con unas palabras del presidente de la comisión gestora, José Federico de Carvajal, tras lo cual se eligió la mesa presidencial, toda ella integrada por moderados, y se decidió que la ponencia política, una vez escogidos en sesión plenaria los textos básicos de debate, se discutiría en tres comisiones cerradas.
El sector moderado se impuso también en la elección de los textos básicos. Fueron elegidos ocho proyectos, entre ellos los de Madrid, Euskadi, Cataluña y Andalucía, y rechazados los textos valencianos, únicos críticos.
Anoche existían dos alternativas para la elección de la comísión ejecutiva. Una precandidatura de la línea de Felipe González-Alfonso Guerra, preparada en la madrugada anterior en una reunión de numerosos jefes de delegación con Alfonso Guerra, y otra lista denominada «de integración», facilitada por la línea crítica, y que incluye nombres de todos los sectores. Destacadas personas del sector moderado, entre ellas Alfonso Guerra, manifestaron su nulo interés en dicho intento.
La ponencia política a la que se llegará probablemente busca un compromiso ideal sobre la base marxista como elemento teórico de análisis y del respeto absoluto a las creencias individuales de los militantes. En el plano estratégico se establece que la acción del Gobierno lleva al país a un proceso de derechización y se contemplan los peligros de una involución. En materia de alianzas se dice que el proyecto socialista es «autónomo», aunque abierto a posibles acuerdos a su derecha y a su izquierda, siempre que estén en la línea de esa política autónoma. Igualmente se dice que el PSOE no debe aceptar una posición subordinada en un Gobierno de coalición.
Páginas 9, 10 y 11
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