El pleno municipal de Boadilla del Monte pide la dimisión de su acalde

El Ayuntamiento de Boadilla del Monte, en la sesión plenaria que celebró ayer por la mañana, aprobó un voto de censura contra su alcalde, Rafael Ochoa, de UCD, y solicitó su dimisión. Tanto el voto de censura como la propuesta de dimisión contaron con el voto en contra de los cuatro concejales de Unión de Centro Democrático, incluido el propio alcalde, mientras votaron a favor los tres concejales del PSOE, los tres de Coalición Democrática y uno independiente.

Los motivos en que se basaban tanto la moción de censura como la propuesta de dimisión eran la falta de dedicación por parte del señor Ochoa al Ayuntamiento y a los problemas del pueblo, ausencia total de un programa municipal y la no delegación de funciones en el resto de la Corporación, «lo que ha provocado un totalitarismo digno de otros tiempos». Otra de las acusaciones dirigidas contra el alcalde se basa en la existencia de un boletín informativo del Ayuntamiento, en el que suelen contenerse opiniones contrarias a los asuntos que el pleno municipal aprueba.El concejal independiente Antonio Ferreras, que fue cesado de su cargo de delegado de Educación por el señor Ochoa, aseguró durante el pleno que «el mejor servicio que ahora puede prestar a Boadilla es presentar su dimisión».

Inmediatamente después de los dos puntos del orden del día que solicitaban la moción de censura y la dimisión, el propio alcalde había incluido uno encaminado a propiciar su defensa. Sin embargo, Rafael Ochoa basó toda su defensa frente a las acusaciones que se le hacían en su intención de no dimitir, sea como sea. Además reprochó a los concejales que pedían su dimisión su «falta de ganas de trabajar» y su «afán partidista, que les ha llevado a una lucha por conseguir la alcaldía», asegurando paralelamente que él ha accedido a ella democráticamente, pero sin el apoyo de ninguno de los partidos representados en la Corporación.

Sin salida jurídica

Sin embargo, a pesar de que la moción de censura fue aprobada, así como la petición de dimisión, al negarse el alcalde a dimitir por voluntad propia, se han cerrado todas las salidas legales a la situación planteada. Medios jurídicos consultados por este periódico han asegurado que aunque es la propia Corporación quien elige al alcalde, no tiene esta ninguna potestad, de acuerdo con la ley de Elecciones Locales, para revocar el nombramiento. Tampoco es aplicable la ley de Régimen Local, que preveía la destitución del alcalde por el gobernador civil de la provincia, ya que no ha sido de signado por éste.El alcalde de Boadilla, Rafael Ochoa, declaró a EL PAIS que él no piensa dimitir bajo ningún concepto. «Lo único que podría suceder», añadió, «es que me expulsaran del partido. Pero mientras tenga el respaldo de UCD es algo que no procede.» Sobre si pudiera dimitir en un gesto elegante, aseguró que no, puesto que «tengo, una responsabilidad frente a los electores y con el propio municipio». El señor Ochoa terminó afirmando que «todo esto es una campaña para ir a por la alcaldía, y en el juego han entrado otros a los que les venía bien».

Fermín Íñigo, concejal socialista, reconoció a EL PAÍS que el tema no tiene ahora una salida legal, aunque aseguró que podría haber algunas de carácter popular. «Pero eso», dijo, «es algo que tenemos que decidir entre los siete que nos oponemos al alcalde.» Acerca de la negativa del alcalde a dimitir, a pesar de la oposición de la mayoría de la Corporación, el señor Íñigo afirmó que «en política hay que tener un poco de ética y otro poco de vergüenza». Y añadió: «Yo sólo me pregunto qué pasaría en el Gobierno Civil si en lugar de tratarse de un alcalde de UCD fuera un socialista el que ocupara el puesto. »