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Muere una mujer en Barajas durante un tiroteo entre un joven y la Guardia Civil

Una señora de 36 años de edad, Almudena Ponce Rico, natural de Narón (La Coruña), resultó muerta ayer en el aeropuerto de Barajas, en el transcurso de un tiroteo protagonizado por miembros de la Guardia Civil de servicio en el control de equipajes y un joven que se negó a pasar por el mismo y salió huyendo al tiempo que disparaba una pistola. Una de las balas, alcanzó a la víctima cerca del corazón. Falleció casi inmediatamente, antes de poder ser trasladada al botiquín.

Los hechos ocurrieron aproximadamente a las 15.20 horas de la tarde. Un joven (testigos presenciales indicaron que su edad podía ser entre diecisiete y veinte años) se acercó entre otras muchos pasajeros al control de la Guardia Civil que cierra el pasillo en dirección a la puerta de salida de vuelos nacionales. El control consta de un marco magnético que permite detectar metales que sobrepasen un cierto volumen y por él tienen que pasar todas las personas que se dispongan a embarcar. Un dispositivo similar, situado a un metro de distancia, cumple la misma función respecto a los equipajes.El joven en cuestión pasó bajo el marco magnético y éste detectó algo de metal. El guardia civil que controla el paso no adoptó demasiadas precauciones, lo que por otra parte puede ser disculpable, ya que el campo magnético detecta incluso llaveros o moneda fraccionaria, si se lleva en una cantidad considerable. Lo usual en estos casos es que el guardia invite al pasajero a depositar todo lo que lleve de metálico en una mesa cercana y pase de nuevo.

Al llegar a este punto las versiones son diferentes. Parece ser que el joven dio la vuelta y volvió a pasar bajo el detector, que dio la señal de alarma de nuevo. No se ha podido concretar si el joven portaba una maleta en la mano o no. Lo lógico sería que no, puesto que las maletas deben depositarse en una cinta transportadora para que pasen el control por la máquina destinada a ellas, pero hay muchos pasajeros que persisten en no abandonar pequeños maletines de viaje o bolsos de mano. Los guardias civiles están ya acostumbrados a estas pequeñas incidencias con los viajeros, pero en esta ocasión surgió la sorpresa.

Al pasar el arco por segunda vez, viendo que la pistola que llevaba no podía ya ser ocultada, el joven la sacó de la pernera del pantalón y comenzó a disparar sin previo aviso, al tiempo que retrocedía por el pasillo en dirección a la salida. Al parecer, hizo un mínimo de seis disparos, cuyas huellas se aprecian en una de las columnas y en las paredes del pasillo. Los guardias civiles dispararon a su vez mientras le perseguían, sin que se haya determinado el número de disparos que realizaron. En ese momento, aunque no había demasiada aglomeración de viajeros, la densidad de personas presentes era suficientemente elevada como para que pudiera temerse por su integridad física.

Uno de los disparos alcanzó a Almudena Ponce. El balazo le entró por el segundo espacio intercostal y la muerte fue casi instantánea. La víctima se encontraba en ese momento sentada en uno de los sillones del pasillo, a una distancia aproximada de cuarenta o cincuenta metros, contados desde el puesto de control en dirección a las escaleras de salida a la calle. Otro viajero, un súbdito norteamericano que dormitaba en un sillón, se despertó con la desagradable sorpresa de que dos o tres disparos le agujerearon los bajos del pantalón, sin llegar a herirle.

Escasas explicaciones oficiales

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El joven no pudo ser detenido, a pesar de la fuerte vigilancia repartida en distintos puntos del aeropuerto. Logró salir a la calle, cruzó uno de los aparcamientos y desapareció en un taxi, a cuyo conductor amenazó a punta de pistola.

Mientras tanto, Almudena Ponce fue trasladada a las dependencias médicas del aeropuerto, donde ingresó ya cadáver. Posteriormente se supo que venía de Las Palmas e iba a tomar el vuelo 575, con salida a las 17.10 horas. La señora Ponce estaba casada con un marino y tenía un hijo de diez años de edad.

Fuerzas de la Guardia Civil que investigaron los hechos se negaron a hacer declaraciones, así como a permitir sacar fotos del cadáver, incluso cuando éste iba a ser ya introducido en el furgón judicial por orden expresa del teniente coronel que los mandaba. La nota oficial, facilitada por el Ministerio de Transportes a las 18.30 horas de la tarde, no aclara una serie de puntos que pueden ser vitales para averiguar la identidad del joven, como es el hecho de que, lógicamente, intentara franquear el control en calidad de pasajero de uno de los vuelos cuya salida estuviera próxima. Uno de esos vuelos saldría sin uno de sus pasajeros, que muy presumiblemente sería el agresor. Tampoco se aclara en la nota si el joven llegó a dejar efectos personales en la mesa cercana al control, ya que pasó dos veces bajo el arco magnético, y no se sabe con certeza si llevaba maletas o no, y qué ocurrió con ella en caso afirmativo.

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