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Zaccagnini renuncia a su reelección al frente de la DC italiana

Juan Arias

En su discurso de apertura de los trabajos del Consejo Nacional de la Democracia Cristiana (DC), que es el partido de mayoría relativa en Italia, su secretario general, Benigno Zaccagnini, anunció ayer que no volverá a presentar su candidatura a la Jefatura del partido, y, saliendo al encuentro de quienes habían afirmado que la Democracia Cristiana haría todo lo posible para alejar la fecha de su próximo congreso nacional, que se presume dramático, ha pedido que se celebre en Roma del 19 al 23 de diciembre.

Con una ponencia de 53 folios, Zaccagnini ha respondido a todos sus enemigos políticos, defendiendo con tenacidad su política de unidad nacional, de diálogo con los comunistas y con las demás fuerzas políticas laicas.Dijo el líder democristiano que la DC no puede traicionar la línea política de Aldo Moro, el presidente democristiano asesinado por las Brigadas Rojas, y que no puede aceptar el chantaje de un Partido Socialista que pretende relegar a su partido aun papel de partido conservador. Puso de relieve la importancia de un diálogo y de una estrecha colaboración pon el Partido Socialista, pero sin que esto signifique (como desean quienes cuentan los días para que Zaccagnini dimita) que la Democracia Cristiana deba abandonar la línea de colaboración con un partido, dijo Zaccagnini, que está realizando una profunda transformación democrática y que aún en su papel de partido de oposición ha sido fundamental en algunos momentos críticos del país en la defensa de los valores democráticos. Se refería, naturalmente, a la conducta del PCI durante él secuestro y la prisión de Aldo Moro.

El líder democristiano relanzó ayer todo el patrimonio histórico de un partido que, según dijo, «no tiene miedo a la evolución y que se propone salvar y defender los valores fundamentales del hombre». Recordó también que a pesar de que la Democracia Cristianano debe nunca renunciar a su tradición de «laicidad», tampoco debe olvidarse que una de sus características, un pedazo de su alma, es su inspiración cristiana, que la impulsa siempre a poner los valores del hombre en centro de toda la política.

Alabó las últimas declaraciones del líder comunista Enrico Berlinguer, y estuvo de acuerdo con él en la línea de la «austeridad», de una búsqueda de una «nueva calidad de la vida» y de la necesidad de un encuentro de las grandes fuerzas populares para resolver con espíritu democrático la gran crisis de este país y evitar «tentaciones represivas», como podrían ser «ciertas reformas institucionales o ciertos gobiernos presidenciales».

Pero a pesar de las buenas intenciones de Zaccagnini, lo cierto es que el próximo congreso democristiano será histórico, porque de la elección del nuevo secretario dependerá si este partido seguirá la tradición histórica de Moro de diálogo con los comunistas o si se volverá a la política del centro-izquierda, relegando a los comunistas a la sola función de partido de oposición.

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