_
_
_
_

¡Bolsa! ¿Dónde?

A la hora de encontrar tema con el que llenar un espacio tan pequeño y a la vez tan amplio como es una columna hablando de la Bolsa, cuando el comportamiento del mercado ha revestido las características de inactividad y falta de expectativas que acusó la pasada tanda semanal el comentarista se encomienda a los dos tercios del santoral.Y esto por la sencilla razón de que lo único noticioso que se ha producido es muy posible que sea la propia inexistencia de la Bolsa como tal, conforme vamos a intentar explicarles.

Efectivamente, el edificio sigue en pie en su tradicional emplazamiento de la plaza madrileña de la Lealtad. El parquet continúa con sus tablas bailarinas y sus barandillas. El calor difícilmente soportable en las jornadas veraniegas y la elegancia característica de los sufridos asistentes ataviados con la chaqueta y reglamentarias corbatas también se mantienen. Pero aquí acabaron todas las concomitancias entre la Bolsa actual y lo que se supone debería ser un mercado de valores.

La actividad mercantil, objeto y fin de toda Bolsa que se precie, prácticamente ha desaparecido en la nuestra.

A diario los volúmenes contratados resultan ridículos, y si además tenemos en cuenta que no todas las operaciones declaradas se han realizado en los corros, resulta fácilmente imaginable el depresivo ambiente que se respira en el salón de contratación, donde los voceos en los corros no se extienden más allá de unos pocos minutos, y la presencia de alguna orden vendedora de cierta importancia causa una desbandada superior a la que produciría una amenaza de bomba, registrándose una rapidísima contracción en la escasa demanda generada las más de las veces en las inmediaciones de la barandilla, con fines más o menos encubiertamente especulativos.

Sin duda, la falta de inversión es el principal mal de la Bolsa; ahora, el cómo volver a atraer los excedentes de ahorro al mercado de valores es ya harina de otro costal.

Centrándonos en el comportamiento del mercado en el pasado ciclo, apenas señalar el desarrollo prácticamente lineal de las jornadas, con cortas diferencias en los cambios, que en las de apertura y cierre arrojaban un balance positivo, mientras que el miércoles y el jueves dominaron los retrocesos.

También resultó curiosa la sordera del mercado a los plácemes dados por la CEOE al programa económico del Gobierno, en una muestra de olímpico desprecio por la aceptación que la gran patronal, en definitiva, ha dado a la política del Gobierno en un futuro próximo.

En definitiva, Bolsa, poca; calor, mucho, y, lo que es peor, sin atisbos de cambio por el momento.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_