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Reportaje:Suecia, ante las elecciones legislativas / 2

Un cuadro político uniforme y moderado

El espectro de los partidos políticos en Suecia refleja en gran medida las características de la sociedad: culturalmente homogénea, sin agudas diferencias visibles, sin regionalismos marcados ni separaciones étnicas o religiosas que explicaran la existencia de partidos basados en ellas. Fueron las contradicciones económicas entre los grupos sociales -bastante agudas en los últimos años del siglo pasado y comienzos del presente- los polos en torno a los cuales se formaron los partidos. Desde Estocolmo informa Ricardo Moreno.

Esas contradicciones se atenuaron en el transcurso de este siglo, sobre todo a partir de la década de los treinta, mediante una política de conciliación que se vio favorecida por la buena coyuntura económica. Pero no podría afirmarse que desaparecieron, y menos, que no puedan volver a agudizarse, de persistir la actual situación de crisis.Varias décadas de prosperidad condicionaron un cuadro político relativamente uniforme, en el que la posibilidad de formaciones políticas con programas de corte radical no encontraba mayor eco.

No es fácil movilizar a las masas detrás de banderas revolucionarias cuando esas masas han alcanzado un nivel de vida material como el, que tienen los obreros suecos. Esto explica la escasa gravitación del Partido Comunista (VPK), aparentemente constreñido a no superar el 5 % de los votos en cada elección, y explica también la ausencia de líneas divisorias tajantes entre los partidos suecos.

Cinco partidos

Cinco partidos con caudal diferente, pero todos con representación parlamentaria, se presentarán a las elecciones del próximo 16 de septiembre. Dichos partidos son conocidos aquí con la denominación de bloque burgués y bloque socialista. Esta denominación, empero, no debe ser tomada en un sentido estricto, ya que ni en su funcionamiento ni en su contenido se ajustan a esa terminología.

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El llamado bloque socialista está integrado por el partido socialdemócrata (Sveriges Socialdemokratiska Arbetareparti) y el partido comunista (Vaensterpartiet Kommunisterna). El bloque burgués lo componen el partido del centro (Center Partiet), el liberal (Folkpartiet) y el partido conservador (Moderata Samlingspartiet).

Los socialdemócratas, cuyo líder es Olof Palme, tienen su mayor caudal de votantes entre los trabajadores. En las últimas elecciones, el 79 % de los trabajadores afiliados a sindicatos votaron por la socialdemocracia. Las zonas industriales son consideradas bastiones rojos.

Fundado en 1889, el SAP tuvo inicialmente como bandera de lucha la conquista de derechos políticos para los trabajadores, el del voto entre otros, que se logró en 1918 para los hombres y en 1921 para las mujeres.

Es un típico partido reformista que postula la transformación de la sociedad hacia formas más justas por medio de una legislación adecuada, pero que no cuestiona los fundamentos del sistema económico establecido en Suecia. En el Gobierno desde 1932 hasta 1976, en que fue desplazado por la coalición de centro-derecha, compuesta por los tres partidos burgueses, la socialdemocracia es, en gran medida, responsable de la avanzada legislación social sueca,

Dos reproches principales le han sido formulados: el abandono progresivo de sus proyectos «socializantes», en aras de la consolidación de un capitalismo de «rostro humano », que sólo sería posible en tiempos de «vacas gordas», y, tanto o más grave, el haber descuidado la formación ideológica y política de sus militantes, con la creencia de que bastaba con elevar su nivel de vida.

El partido comunista (VPK) surgió como una escisión de la socialdemocracia y fue fundado en 1921 con el nombre de Partido Comunista de Suecia. La influencia de la Revolución rusa jugó un papel importante. En los comienzos, las bases del VPK fueron obreras, atraídas por un programa que postulaba transformaciones radicales de la sociedad.

No pudo, sin embargo, disputarle con éxito el grueso de esas bases al Partido Socialdemócrata, pero en los últimos años ha efectuado acuerdos circunstanciales con éste. Una especie de matrimonio de conveniencia.

Más recientemente, el Partido Comunista se ha nutrido con el aporte de jóvenes de extracción intelectual y universitaria. También ha sufrido más de un desprendimiento a raíz de su política interna, como también a las discrepancias en el campo socialista a nivel internacional.

Ninguno de los grupos escindidos del Partido Comunista ha logrado el 4% de los votos que se necesitan para tener representación en el Parlamento.

Los "burgueses"

Entre los partidos «burgueses», tradicionalmente ha sido el centrista (Centerpartiet) el mayoritario. Hasta la década de los cincuenta, su base principal eran los agricultores, tanto grandes como pequeños propietarios. Al consolidarse las transformaciones en las fuerzas productivas que hicieron de Suecia un país industrializado, el partido centrista vio esfumarse sus bases campesinas e intentó sustituirlas por sectores pequeño burgueses, de pequeños y medianos empresarios. Su líder, Thorbjoern Faelldin, es propietario de una granja, tarea que no abandonó ni siquiera en el período en que ocupó el cargo de primer ministro,

Una defensa activa del medio ambiente y la oposición al uso de la energía nuclear son postulados que distinguen al Partido del Centro.

El Partido Conservador (Moderata Samlingspartiet), antiguamente denominado partido de derechas, cambió de nombre por razones tácticas, pero no de contenido ideológico. Es un partido ligado al gran capital, y su apoyo electoral proviene de empresarios y funcionarios administrativos de alta jerarquía.

Es seguramente el más definido ideológicamente, no sólo entre los partidos «burgueses», sino entre todos los partidos de Suecia. Decididamente liberal, en materia económica, lo es menos en lo político. Su propaganda electoral pregona sin timideces: no al socialismo (se refiere a la social democracia). Ni el Partido Comunista se atrevería a utilizar en su campaña electoral es eslogan de «no al capitalismo».

Completan el panorama político sueco el Partido Liberal (Folk-partiet), cuyo líder es el actual primer Ministro Ola Ullsten. Hasta hace poco era el más pequeño de los partidos «burgueses», pero a partir de la crisis de octubre del año pasado, cuando se rompió la coalición tripartita surgida de las elecciones de 1976 y asumió Ullsten, las encuestas han mostrado un incremento de los liberales, al que no es ajeno la imagen ganada por el primer ministro en su cargo. La base electoral del partido liberal está formada por empleados administrativos y pequeños empresarios.

Las elecciones de 1976 arrojaron los siguientes resultados: el Partido Social Demócrata obtuvo el 42,7% de los votos, y el Partido Comunista, el 4,8 %.

Dentro de la coalición «burguesa», los porcentajes se repartieron de la siguiente manera: 24,1 % para el Partido del Centro; 15,6%, para el Conservador, y 11,1 %, para el Liberal.

Hasta qué punto estas cifras se han modificado durante los últimos tres años es algo que sólo se sabrá después del 16 de septiembre.

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