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"El deporte llegará al último rincón de cada universidad

«En España se tiene un falso concepto de lo que es el deporte universitario. Se puede hacer como afición, con espíritu universitario y al mismo tiempo lograr marcas muy importantes. En la última Universiada, Juantorena batió el récord mundial de los 800 metros.» Francisco Camacho tiene claro el concepto de deporte universitario. En la década de los sesenta fue jefe del deporte universitario madrileño y participó intensamente en la promoción de clubs. No extraña el ámbito en el que va a ejercer su gestión, a la que se dedicará por entero, «porque soy un currante del deporte».El objetivo número uno de la FEDU (Federación Fspañola del Deporte Universitario) es ahora «llevar el deporte al último rincón de cada universidad, con el desarrollo de un plan de promoción en colaboración con las federaciones y el CSD. Esto no es una utopía», aclara Francisco Camacho, «los universitarios pueden pensar en estos momentos que nunca harán deporte, pero también hace tan sólo dos años que nadie se imaginaba llegar a correr algún día una maratón y ahora son miles los que la han terminado».

Francisco Camacho contempla el deporte «como el fenómeno social de nuestro tiempo. La sociedad ha cambiado y hoy un alto porcentaje de la población se lanza a las calles a hacer footing. La Universidad es pionera en la sociedad y, consecuentemente, espero que en el terreno deportivo sea también una avanzadilla como lo fuera con el atletismo femenino en 1962». Para que esto sea una realidad tendrá que superar el nuevo presidente una serie de problemas, porque reconoce que los universitarios no tienen un mínimo de instalaciones -«aunque fueran sólo elementales»-, ni técnicos y sí complicaciones laborales ajenas a ellos mismos, «porque el personal de servicio de las instalaciones deportivas no abarca todo el tiempo que pudieran utilizarse éstas, por culpa de unos costes presupuestarios difíciles de superar».

Del convenio, que recientemente firmaron la Universidad y el Consejo Superior de Deportes del que se llegó a decir que los universitarios no podrían usar ahora las instalaciones, piensa que puede ayudar a un mejor desarrollo de las competiciones y actividades universitarias: «He leído el convenio detenidamente y deduje que los universitarios podrán hacer uso de sus instalaciones cuando quieran; de todas formas, desarrollaré conversaciones con Benito Castejón y el propio rector de la Universidad sobre este tema.» Con el director del CSD también tendrá que hablar del presupuesto de la FEDU, que son doce millones de pesetas y llevan tres años inmovilizados: «Tendrá que entender nuestra especial situación, porque faltan tres millones para cubrir el presupuesto; los gastos suman doce millones y, al hacerme cargo de la presidencia, me he encontrado con que en la caja sólo teníamos nueve.»

Pese a todo, Francisco Camacho es optimista con el futuro del deporte universitario, porque «los ministerios de Cultura, el de Universidades e Investigación y el de Educación sienten una preocupación por el tema, del que saben que nunca ha sido abordado con seriedad y ahora sí conocen la trascendencia que tiene el deporte en la universidad». El propio ministro de Cultura, señor Clavero Arévalo, manifestó al propio Francisco Camacho que desea resolver esta problemática que no desconoce.

Además de la propia actividad deportiva en los centros, el deporte universitario tiene que hacer frente a competiciones del más alto nivel, como es la Universiada, que se celebrará el próximo mes en México. Se celebra cada dos años y a ella concurren los deportistas universitarios más importantes del mundo.

De la importancia de la Universiada hablan por sí solos los récord mundiales que se logran a través de su desarrollo y la consiguiente calidad de los participantes, muchos de ellos actuales campeones olímpicos o futuros. «La Universiada», dice Francisco Camacho, «es la segunda competición más importante del mundo, después de los Juegos Olímpicos, y sólo porque en ella tienen cabida nueve deportes en vez de veintiuno. Participarán más países que en los propios Juegos, unos 110, con más de 6.000 atletas. Que se celebre este año en México es muy importante para nosotros y para los propios organizadores, al igual que ocurriera con la participación de España en el Mundial de Fútbol de Argentina.»

Para estar representados dignamente en la Universiada, Francisco Camacho tuvo que superar ciertos recelos «injustificados, porque la FEDU no trata de quitar representatividad a nadie, al no tener protagonismo alguno. Lo que se logre en México no será otra cosa que el fiel reflejo de la valía del deporte español y, consiguientemente, de cada federación representada».

El éxito mayor del deporte español en la Universiada se logró en la de Tokio, donde los hermanos Gisbert obtuvieron el triunfo en la competición de dobles en tenis. Trances amargos, por contra, hubo muchos. A causa de las dietas de la Universiada de Moscú -por aquel entonces, trescientas pesetas-, nueve atletas españoles fueron sancionados, al no querer acudir. Ahora no habrá problemas, pese a que las dietas siguen escandalosamente bajas: 720 pesetas por día. Francisco Camacho asegura que nadie le ha insinuado hasta el momento el más mínimo desagrado: «La gente ya sabe lo que es la disciplina. Esto no es ni un batallón militar ni un club de relax. Todo es cuestión de comunicación. La célebre sanción a los nueve atletas se produjo por falta de diálogo.»

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