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Reportaje:Japón, segunda potencia económica mundial / y 4

Asia es un mercado inexplorado para la exportación española

«En Japón los productos alemanes se compran por su calidad, los franceses por la moda, los italianos por el diseño..., los españoles les son desconocidos», declaró a EL PAIS Santos Fuentes, consejero comercial de la embajada de España en Tokio. La definición es prácticamente válida para todo el conjunto de países asiáticos, a pesar de las enormes posibilidades de negocios que ofrece una zona del mundo, que vive el ritmo de crecimiento más elevado del momento y que será el principal núcleo de desarrollo económico hacia el año 2000, según un informe de los expertos de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).

¿Qué puede hacerse para penetrar en el mercado asiático con productos españoles? La pregunta planteada en los medios comerciales españoles instalados en Tokio, Manila y Bangkok recibe casi idénticas respuestas: acudir directamente a los mercados, con potencial para aguantar unos años antes de empezar a realizar beneficios que pueden ser considerables. La distancia, el desconocimiento de la mentalidad asiática, en particular japonesa, son barreras que muchas empresas europeas han derrocado, implantándose poco a poco en una zona del mundo que cuenta con más de la mitad de la población del planeta.«España cuenta con una serie de productos de tecnología intermedia, dejados casi de lado en una sociedad industrial superavanzada como es la japonesa, que pueden encontrar mercado aquí», expone un responsable bancario español en Tokio. Por el momento, España vende a Japón pulpos y calamares (la mitad de la exportación total, por valor de unos ochenta millones de dólares anuales). Visto desde el lado japonés, imagen del producto español sigue siendo folklórica: sangría, vino y artículos de regalo, a pesar de los esfuerzos de algunas firmas en colocar productos químicos, farmacéuticos, joyería, componentes electrónicos, confección y artículos de piel; estos últimos, superprotegidos por la legislación comercial nipona.

«Calidad, por encima de precio, es el primer elemento para vender en este mercado japonés de 110 millones de consumidores con alto poder adquisitivo», dicen en la Oficina Comercial Española en Tokio. «Hay que ver para creer», añade Kiyoshi Takahashi, director general en el Ministerio de Industria y Comercio (MITI), sorprendido por la ausencia de una presencia española en el trade center de la capital japonesa, donde hay exposiciones comerciales permanentes de productos de casi todos los grandes y pequeños países europeos, Irlanda, por ejemplo. Actualmente sólo el 1,5% de la exportación española va al mercado japonés, en parte quizá por las dificultades de entrada en el mercado, pero también por la ausencia de esfuerzos serios de las firmas españolas, en general, más inclinadas a los mercados naturales europeos y americanos, a pesar de sus dificultades y saturación. «Muchos hombres de negocios españoles descubren las posibilidades del mercado asiático en el curso de un viaje de vacaciones, pero después no vuelven», afirman medios españoles con sede en Manila.

El mercado del ASEAN

«Debe aumentar nuestra presencia en esta zona, por su potencial de desarrollo y para asegurarnos el suministro en muchas materias primas», dice Nicolás Revenga, embajador de España en Bangkok. Otros países, como los nueve del Mercado Común siguen una estrategia de presencia sistemática, con la proyección de un acuerdo global CEE-ASEAN (Oganismo de Cooperación Comercial, que reúne a Tailandia, Malasia, Singapur, Indonesia y Filipinas), que favorezca los intercambios comerciales, las Inversiones y los contratos a largo plazo para el abastecimiento de materias primas.

Tokio, Manila, Yakarta y Sidney cuentan con delegaciones comerciales españolas. Existen ciertas inversiones de envergadura: dos plantas de cemento, montaje aeronáutico (CASA), y proyectos de fábrica de antibióticos y suministro de material para gasoductos en Indonesia, Tailandia y Malasia. Se carece, sin embargo, de participación en el Banco Asiático de Desarrollo, por donde pasan muchas ofertas de obras públicas, electrificación, telecomunicaciones y otros sectores donde España tiene probada tecnología.

Otra ausencia de marca en la zona, justificada quizá por razones de rentabilidad, es la falta de vuelos directos de Iberia a la región asiática, a pesar de unos 100.000 españoles que anualmente visitan Asia como turistas, de los cuales 8.000 van a Japón, sin olvidar otros tantos o más japoneses que vienen a España.

Una coordinación de esfuerzos oficiales para el apoyo y estímulo al sector privado para promover la imagen de España en Asia sería recompensado a largo plazo. «De momento, la visión de España pasa en general por América Latina», explican en Japón, país donde pueden seguirse diariamente cursos de lengua española por la televisión, pero donde la idea general del Estado español sigue siendo folklórica, en uno de los centros económicos más dinámicos y potentes del mundo, el segundo después de Estados Unidos, sí se deja de lado la Unión Soviética, cuyos cánones económicos se rigen por otros parámetros que los de la sociedad capitalista de libre mercado.

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