Los ingresos del Vaticano dependen de la mimagen de cada pontífice
Uno de los mayores expertos en cuestiones vaticanas, el periodista laico Benny Lay, acaba de publicar en Italia una obra ciertamente única en su género: Finanzas y financieros vaticanos entre los siglo XIXy XX. Con él habló el corresponsal de EL PAÍS en Roma, Juan Arias.
Benny Lay asegura que se ha divertido mucho realizando su investigación. «Me sentía corno un explorador. El mundo de las finanzas vaticanas es como un continente sumergido. A veces, como el explorador, encontraba ciertas cosas que me hacían gritar. Otras, echándome las manos a la cabeza, me preguntaba dónde estaban todas las cosas que cuando yo estudié me habían enseñado sobre el papado.»El autor asegura que no ha pretendido en ningún momento hacer una obra escandalosa y que, por el contrario, ha querido hacer una obra seria, documentada hasta el máximo. Prefiere que sea el lector quien haga sus propiosjuicios, por lo que él no ha querido dar ninguno.
Le digo que, no obstante, formulará por lo menos alguna conclusión, a lo que responde que «se podría decir que la novedad consiste en que pone de relieve algunas cosas y de modo documentado. Por ejemplo, que el Vaticano, después de una política financiera de tipo medieval, se introdujo en los mecanismos del mundo capitalista moderno, a través de las especulaciones típicas de este mundo, usando todos sus instrumentos» desde las inversiones en las grandes haciendas hasta el uso de los grandes banqueros y especialistas de finanzas. Al mismo tiempo, mantiene en su administración interna un sistema viejo, paternalista y autoritario, lo cual contribuye a que ni el Papa sea capaz de conocer el verdadero estado de las finanzas vaticanas. Pablo VI fue el primero que impuso y exigió que se le presentara un balance de la Administración de la Santa Sede, pero no lo consiguió. Sólo llegó a saber que el balance interno era deficitario.»
Benny Lay establece en su obra que em ste una correlación directa -entre la política del pontificado en Cada momento histórico y la entrada del dinero a través del óbolo de San Pedro y de las donaciones. «Cuando el pontificado es más conservador y de derechas, más dinero llega a las arcas vaticanas.»
«Bueno», matiza, «se trata de varios elementos juntos, que podría resumir en tres: conservadurismo, simpatía y seguridad. Si un papa es moderno o antipático, o lleno de dudas, disminuyen las Finanzas del Vaticano. Los católicos mandan menos dinero. Si es simpático o conservador, o muy seguro, el dinero aumenta.»
Y el autor va explicando estas relaciones con algunos ejemplos. «Con Pío IX, pontífice que unía Iglesia, trono y altar, las familias más pudientes se vuelcan en la ayuda económica al Vaticano. Llega León XIII, viejo, haciendo pinitos de apertura al mundo moderno y pretendiendo ciertas reformal sociales, y el dinero disminuye. Los legitimistas franceses cierran la cartera. En cambio, sube al trono papal Pío X, que era un restauradory, al mismotiempo, tenía fama de santo y enemigo del modernismo, y el dinero vuelve a llover. Un Pío IX, guapo, rubio, que da confianza, trae dinero. Pablo VI, que no era simpático, que era dubitativo, que hablaba de abrir el diálogo con el mundo moderno y que vivió en tiempos de secularización y dio a los curas la dispensa para poder casarse, hizo disminuir las finanzas vaticanas.»
«Y con este papa polaco», le pregunto. Benny Lay se echa a reír. «Sí, con el papa Wojtyla vuelve a llegar mucho dinero al Vaticano.»
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