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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El periodista expulsado

Me tomo la libertad, señor Meliá, de responder, tanto a su carta al director del diario EL PAIS publicada el domingo 15 de julio, como a sus afirmaciones en la rueda de prensa celebrada tras el último Consejo de Ministros y publicada en toda la prensa nacional.Me tomo esta libertad -entre rejas, aquí, en su / mi cárcel de Carabanchel- probablemente a pesar suyo, señor mío. Libertad carcelaria, libertad apenas. Y no se apure, señor secretario de Estado para la Información, que no voy a ser más polémico de lo que soy a diario.

No es ignorancia, sino alevosía, lo que sigue. Según usted, señor Meliá, fui procesado por fugarme con una menor y acusado de abusos deshonestos. Pero resulta que no me fugué a ningún sitio, y el médico legal pudo comprobar que con aquella menor nadie había cometido ningún abuso deshonesto. Jamás me comporté tan caballerosamente con una menor que tenía la misma edad que yo. La historia fue otra. Muy otra ... (¿Dónde estará Rosa ahora?) ... Y si no se la cuento es porque sigo siendo un caballero.

¿El tirón?... Quizá. Pero sabemos que tampoco. Usted y yo lo sabemos, ¿verdad?, y fui expulsado de España por indeseable en 1975. ¿Bajo qué acusación? ¿Insulto a la policía que me golpeó salvajemente entonces? ¿Molestaban mis artículos en el diario Pueblo de aquella época? Recuerde, señor secretario de Estado. Recuerde. No hace mucho tiempo todavía. Aún vivía el dictador. Y yo, que según sus declaraciones soy un periodista entre comillas -y usted no apea las comillas, ¿verdad que no?-, escribía sobre las condiciones inhumanas de vida de varias decenas de familias en unas cuevas de Vallecas, por citarle un ejemplo. ¿Y dice usted que soy totalmente desconocido a nivel profesional? ¿No leyó usted, señor secretario de Estado para la Información, ningún reportaje mío? Acaso le haya pasado inadvertido. No lo niego. Es muy posible.

Pero, y a nivel profesional, señor Meliá, un carnet de su secretaría (se lo digo yo, y creame, es cierto) no hace un periodista. Y yo, muy a pesar suyo, muy a pesar de su secretaría, muy a pesar de sus carnets, soy periodista -no sólo fotógrafo-, aunque esté aquí dentro, en la cárcel. Y lo soy aún más porque puse todos los medios a mi alcance para cumplir con mi obligación profesional, para cumplir con mi misión informativa. Porque en esta profesión, señor Meliá, a pesar de los carnets, a pesar de los intereses, a pesar de los miedos, hay una obligación moral: informar. Y, en ocasiones, para poder hacerlo fielmente, uno se juega la libertad o la vida. Acuérdese de Bill Stewart, muerto en Nicaragua, con carnet. Es sólo un ejemplo, pero la lista es larga...

periodista

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