Aburrimiento
Terminó la semana a efectos bursátiles con una sesión tremendamente monótona, que contó con una escasísima asistencia de público y que mantuvo un volumen de negocio acorde con la época vacacional en la que nos encontramos.Los corros de los distintos grupos se sucedían con mayor pena que gloria, mientras se iban marcando los cambios con muy ligeras variaciones en relación a sus precedentes. Lo que sí es cierto es que la oferta aparecía notablemente contraída y en general optaba por sumirse en un prudente mutismo ante la escasa consistencia de la demanda.
Este comportamiento, según decir de algunos habituales, se fundamentaba en el hecho de que la oferta resultaba muy reducida (quien más papel tenía a los cambios propuestos era el Santander, con 7.000 títulos escasos), al no haberse producido ningún espectacular incremento en las órdenes de venta después de la sesión del miércoles, lo que era aprovechado por las propias entidades.
Por lo demás, lo noticioso resulta muy difícil de encontrar, y si descontamos los momentos francamente comprometidos, bursátilmente hablando, por los que atraviesa Petróleos, con cesiones diarias en sus cotizaciones, el «resurgimiento» de Dragados tras la rueda de prensa celebrada el jueves o el nuevo decaimiento de los valores siderúrgicos, tras el corto paréntesis de las dos pasadas sesiones, materialmente se nos acaba el mercado.
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