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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Olarra, de nuevo

En el número de EL PAIS, correspondiente al 10 de julio, se publica un editorial titulado «El caso Olarra y la situación de las empresas», en el cual se hacen algunas afirmaciones que son totalmente inexactas y que afectan seriamente a mi honor personal.Por ello he de hacer las siguientes concretas rectificaciones y aclaraciones:

1. La afirmación que se hace en el editorial de que la reclamación de la Caja de Ahorros Municipal se había formulado «por un crédito personal para la financiación de un chalet de la familia», es absolutamente inexacta.

2. El título en virtud del cual la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao inició un ejecutivo contra Olarra, SA, contra mí y contra mi hermano, eran unas letras de cambio libradas por Ferrohispania, SA, a cargo, de Olarra, SA, correspondiendo el importe de dichas letras al suministro de ferroaleaciones destinadas al proceso fabril realizado por la Compañía Olarra, SA.

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3. La Caja de Ahorros Municipal de Bilbao fue la que tomó la iniciativa de la ejecución contra Olarra, SA, a pesar de que más de treinta entidades financieras entre bancos y cajas de ahorros tenían créditos contra la misma.

El ejecutivo se dirigió contra Olarra, SA, y contra los hermanos Olarra, y en la diligencia de embargo se designaron por la Caja para ser trabadas, entre otros bienes, todas las cuentas corrientes de Olarra, SA.

4. El ejecutivo contra Olarra, SA, provocó la lógica alarma entre los financiadores y proveedores, bloqueando totalmente las disponibilidades de tesorería y dificultando al máximo el suministro de las materias disponibles. Y la única solución posible para que la empresa continuase, para que sus obreros conservasen sus puestos de trabajo y para evitar nuevas ejecuciones y obtener un respiro de tesorería, era el expediente de suspensión de pagos. No hay, pues, en la suspensión, nada de esos «perfiles altamente confusos y hasta sospechosos» a los que se refiere su editorial.

Pongo a disposición de usted la documentación acreditativa de los hechos que bajo mi responsabilidad dejo consignados.

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