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Ingrao propone la unidad de la izquierda italiana para dialogar con los católicos

Juan Arias

Pietro Ingrao, ex presidente de la Cámara de Diputados de Italia, lanzó ayer la idea de la unidad de la izquierda para «abrir un auténtico diálogo con las fuerzas católicas progresistas». La intervención del dirigente comunista tuvo lugar en el transcurso de la reunión del Comité Central del Partido Comunista italiano que se desarrolla en Roma. Su intervención había despertado una inusitada expectación en los medios políticos, hasta el punto que las agencias la transmitieron íntegra, hecho del que no se conocen precedentes.

Su intervención fue precedida por la de algunos líderes regionales de la base, que lanzaron ataques muy duros contra la dirección del partido, que encabeza Enrico Berlinguer, pidiendo -como el secretario federal de Milán, Riccardo Terzi- un cambio radical de política y una vuelta a la alternativa de izquierda.Ingrao fue muy hábil. Empezó su discurso reconociendo a la secretaría del partido que después de tantos años de luchas de la clase obrera había conseguido, por primera vez, llegar al umbral del poder en este país. Pero después de esta afirmación, Ingrao metió el dedo en la llaga, preguntándose por qué la izquierda, y sobre todo el PCI, que es la primera fuerza de la izquierda en este país, ha fracasado. Según el líder comunista, los «límites de una izquierda fuerte y original como la italiana» han radicado «en los caracteres de los movimientos de lucha, en los objetivos de la reforma del poder, en las formas de organización de la experiencia política y, ¿por qué no?, también en la cultura capaz de conocer los cambios producidos en nuestra sociedad a través de nuestras batallas».

«Sería inútil», dijo Ingrao, «Ignorar las raíces profundas de las divisiones actuales. Mucho más eficaz es ponerlas al desnudo y hacerse cada uno cargo de las preguntas y de las objeciones que los demás nos plantean fuera de una estéril contraposición de banderas.»

Y aquí lanzó su idea fundamental: para poder abrir un verdadero diálogo con las fuerzas católicas progresistas y poner en crisis el sistema de poder de la Democracia Cristiana es necesario antes, y aquí está la diferencia de fondo con Berlinguer, la unidad de toda la izquierda italiana. «Un nuevo camino unitario» afirmó, «no se puede improvisar y supone una concatenación de diferentes momentos.» Para Ingrao los tres principales son, en primer lugar, la grave dificultad en que se encuentra el PSI ante la renovada discriminación democristiana contra la entrada del PCI en el Gobierno; la unidad de la izquierda supone comprensión y ayuda al PSI para resolver este conflicto. Segundo, la capacidad de toda la izquierda de buscar puntos de convergencia, aunque sean limitados, para una acción común ante la agudización del conflicto social y político, y, finalmente, sentar las bases de un trabajo de mayor envergadura que venrifique y actualice la fase nueva que se ha abierto en el mundo y desarrolle el diálogo entre las diversas hipótesis estratégicas.

Según Ingrao, la línea de Moro no fue una concesión al PCI, sino una necesidad ante la realidad que tenía delante, pero dijo también que el PCI no debe aceptar la teoría de Moro de los «dos tiempos», con relación a la participación del PCI en el poder: «Hoy, aceptar cualquier cosa y después se verá.» Según el líder comunista, el horizonte futuro del PCI «no es un papel de participante más o menos fuerte dentro del sistema de mediación política construido por la DC. Somos otra cosa». Acabó diciendo que es necesario que la izquierda busque cada vez más interlocutores, sobre todo dentro del mundo católico, para lanzar cambios estructurales y formas de transición.

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