Cinco horas permaneció reunido Suárez con los parlamentarios centristas

Los miembros de los grupos parlamentarios de Unión de Centro Democrático (UCD) en el Congreso y en el Senado se reunieron ayer con el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, en la Moncloa durante cinco horas y media -de once de la mañana a 4.30 de la tarde, sin interrupción para almorzar- a fin de ser informados sobre los motivos de desacuerdo con los proyectos de Estatuto de Autonomía para el País Vasco y para Cataluña.

Presidieron la reunión, además del señor Suárez, los ministros de la Presidencia, José Pedro Pérez Llorca; Relaciones con las Cortes, Rafael Arias Salgado; y Administración Territorial, Antonio Fontán, así como los presidentes de ambos grupos, Antonio Jiménez Blanco y Francisco Villodres.Tras la lectura de los motivos de desacuerdo con ambos proyectos de Estatuto, el señor Pérez Llorca, hizo un amplio comentario de los mismos. Seguidamente intervinieron Rafael Arias Salgado y el presidente Suárez. Según manifestó a EL PAIS uno de los asistentes, los miembros del Gobierno coincidieron en afirmar que el proceso estatutario se encuentra en un momento difícil «pero esperanzador». Se explicó también el sentido de la presentación de los motivos de desacuerdo, que supone, desde el punto de vista de UCD, el cumplimiento de un requisito parlamentario y se insistió en el espíritu general que debe presidir los debates: conciliar la primacía de la Constitución y la renuncia a recortar sistemáticamente los proyectos actuales.

Los responsables centristas pusieron de manifiesto su vehemente deseo negociador y, simultáneamente, su convencimiento de que no deben eludir ni un ápice su responsabilidad hacia el Estado como partido en el Gobierno.

Abierto el turno de intervenciones, hicieron uso de la palabra aproximadamente treinta parlamentarios, entre ellos Francisco Fernández Ordóñez, ex ministro de Hacienda; Miguel Herrero de Miñón, ex ponente constitucional; Jesús Viana, presidente de la UCD vasca; los senadores Manuel Villar Arregui, Alberto Ballarín Marcial y Alejandro Royo Villanova; los diputados catalanes Marcelino Moreta y José Arnau; el vasco Julen Guimón y los diputados liberales Joaquín Satrústegui y Joaquín Muñoz Peirats.

El señor Herrero de Miñón señaló que los motivos de desacuerdo leídos eran técnicamente discutibles y que, desde su punto de vista, UCD debía buscar una aproximación más política que jurídica a la problemática estatutaria. Señaló que primero habría que establecer la voluntad negociadora y después buscar una construcción jurídica al servicio de la misma, y no al contrario. Miguel Herrero de Miñón estimó que existían unos puntos que debían ser firmamente negociados -los relativos a la unidad nacional y a las competencias del Estado- pero que otros motivos de desacuerdo eran más discutibles. Terminó su intervención afirmando que el problema vasco era, en estos momentos, el más importante con el que se encontraba España y que había que resolverlo, «o si no, nos devorará». Añadió que la solución pasa por la aceptación por parte del Partido Nacionalista Vasco (PNV) del Estatuto.

El senador democristiano Manuel Villar Arregui se mostró contrario de estrategias que obvien la Constitución, que es, dijo, la máxima norma jurídica. Afirmó que desde esa perspectiva de conducir el debate a la luz de la Constitución los problemas planteados eran de lenguaje.

El ex ministro de Hacienda señor Fernández Ordóñez defendió tambien la tesis de que los documentos elaborados por la comisión mixta Gobierno-comité ejecutivo de UCD se consideren como «espacio de negociación» y no como la presentación de otro Estatuto. Estimó que no era posible aprobar ninguno de los dos estatutos tal y como han llegado a la Comisión

Francisco Fernández Ordóñez centró su intervención en la nece sidad de introducir planteamientos pragmáticos en la negociación estatutaria y explicó detalladamente los aspectos económicos de ambos proyectos de Estatuto. Expuso su criterio de que los conciertos económicos son posibles formalmente y que lo importante es su contenido, evitar que supongan privilegios.