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El Rey expuso ante la OIT los aspectos sociales de la Constitución española

ENVIADO ESPECIAL, La presencia del Rey en la Organización Internacional del Trabajo, acogida con una prolongada ovación por los representantes de obreros, empresarios y Gobiernos asistentes a la 65 Conferencia Anual de la OIT, supone el complemento sindical al apoyo internacional con que cuenta el proceso democrático español. Ello no obstante, pese a que en estos días se encuentran pendientes de resolución por parte de la OIT varias denuncias contra el Gobierno de Madrid por el incumplimiento de determinados derechos sindicales en nuestro país. De esta manera, la visita del Rey a la OIT ha constituido el acto político más importante de su estancia de tres días en Ginebra, que concluyó ayer con la multitudinaria recepción que ofreció a los monarcas españoles en su residencia privada el embajador ante la OIT, Manuel Jiménez de Parga.

El discurso del Rey ante el pleno de la conferencia de la OIT -construido por el propio monarca, según informó a EL PAIS el ministro de Trabajo, que, junto con el titular de Asuntos Exteriores acompañó a don Juan Carlos en su visita al organismo internacional- se centró en la política de justicia social que viene desarrollando la OIT e hizo una amplia exposición del contenido social de nuestra Constitución, que «configura», dijo, «un entramado de derechos y garantías de enorme trascendencia para el mundo del trabajo, caracterizándose por su visión moderna y realista de los problemas».

Paro y emigración

Señaló como gran novedad, dentro del ordenamiento constitucional que proclama el deber de trabajar y el derecho de todos los españoles al trabajo, el hecho de que se recoja «el concreto deber de protección de los elementos de la sociedad especialmente necesitados de ella, con una evidente repercusión en el ámbito laboral: el de la infancia y el de la tercera edad».Como gran problema de la sociedad moderna, el monarca español mostró su preocupación por el elevado índice de desempleo a escala mundial, que afecta de manera singular a la juventud. En este sentido, y a propósito del interés que por este problema viene demostrando la OIT, don Juan Carlos señaló que «ningún otro tema más acuciante que este de conseguir que el derecho al trabajo, consagrado y defendido aquí, no se convierta en frase vacía de contenido, sino en una esperanzadora realidad que fundamente en el futuro la prosperidad de todos los pueblos».

El otro gran tema que de manera directa afecta a España en el ámbito laboral, la emigración, ocupó también especial atención por parte del Monarca, al señalar que hasta que la sociedad española vuelva a reintegrar a la vida nacional a tantos españoles todavía dispersos por el mundo «no dejaremos de esforzarnos para conseguir que nuestros emigrantes cuenten con todos los medios necesarios para mantener su identidad cultural, en un contexto de pleno disfrute de los derechos políticos con la consiguiente asistencia educativa y laboral».

«Por ello», agregó, «España hará siempre suya toda iniciativa que en el seno de la OIT o del sistema de las Naciones Unidas, tenga por objeto mejorar la situación de aquellos que, alejados de su tierra, tienen que desarrollar una actividad laboral en condiciones a veces muy difíciles.»

Las palabras del Rey siguieron a una breve intervención del director de la OIT, Francis Blanchard, en la que calificó la visita de don Juan Carlos como de un «acontecimiento a la vez natural y excepcional».

«Natural», dijo, «en la medida en que cada uno sabe el interés con que Su Majestad sigue los problemas económicos y sociales y se compenetra con su diversidad. Excepcional también porque nadie puede olvidar que fue al comienzo de vuestro reinado cuando España suscribió con solemnidad las Convenciones Internaciones del Trabajo 87 y 98 sobre libertad sindical y negociación colectiva, adoptando una legislación laboral en armonía con los principios de la OIT».

La jornada ginebrina de los Monarcas españoles complementada con una breve visita a la sede del Comité Internacional de la Cruz Roja y el almuerzo ofrecido por el señor Blanchard en la misma sede de la OIT, donde los Reyes saludaron a todos los funcionarios españoles, tuvo una marcada incidencia social, tanto a través del contacto directo mantenido por don Juan Carlos con diversas representaciones de emigrantes que, en síntesis, reiteraron a Su Majestad las reivindicaciones que la emigración le había expuesto en Berna, como en las conversaciones que mantuvieron con la colonia española en Suiza durante la recepción en la residencia del embajador Jiménez de Parga.

Asimismo, los Monarcas conversaron con los dirigentes de las centríles sindicales que asisten a los trabajos de la conferencia de la OIT, los cuales siguieron el discurso del Monarca ante la OIT desde un lugar preferente, cerca del que ocupaba la Reina.

Manifestación de jornaleros

Como única nota discordante con el ambiente favorable a la visita de los Monarcas que se apreciaba en la ciudad de Ginebra, destacó los reiterados intentos de hacer público ante los Reyes la protesta por el paro que registra la región andaluza por parte de una reducida representación del Sindicato de Obreros del Campo (organización vinculada a la CSUT y cuyo dirigente asistió oficialmente al discurso del Rey ante la OIT y a la recepción real en la residencia de Jiménez de Parga), llegada expresamente a Ginebra con tal fin.La policía suiza impidió tanto ante la OIT como ante la residencia del embajador Jiménez de Parga (una finca de dieciocho hectáreas, que el catedrático de Derecho del trabajo tiene alquilada en una de las zonas residenciales más selectas de Ginebra) que el citado grupo del SOC lograra manifestarse.

Asimismo, el ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, accedió al encuentro, no oficial, con dos personalidades políticas de la oposición chilena, de las que recibió información.

Al término de la entrevista, el señor Oreja aseguró a EL PAIS que a la vista de la información facilitada por el ex ministro del presidente Allende Aníbal Palma, del Partido Radical, y por Radomiro Tomín, líder democrisitiano, la actitud del Gobierno español con relación a Chile tendrá en cuenta la exposición hecha por ambos políticos.

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