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España, con posibilidades de acceder al podio europeo

Yugoslavia -campeón de Europa en las tres últimas ediciones, 1973, 1975 y 1977-, Unión Soviética, eterno fínalista del torneo continental, además de ser el que más títulos posee, e Italia, que en esta ocasión se convertía en uno de los grandes favoritos, por jugar en su país, perdieron sus partidos de la última jornada de la fase previa y, por tanto, entran en inferioridad de condiciones en la fase final. Esto ha hecho que la disputa por el título europeo cobre mayor interés que nunca, y que España tenga posibilidades de acceder al podio.

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Hay que decir que Israel, pese a que perdió un partido en la fase previa, frente a Francia (92-83), entra en esta fase final en las mismas condiciones que Checoslovaquia y España, que ganaron todos, porque los resultados que son válidos son los conseguidos con los equipos que se incluyen dentro de una misma liga final. Por tanto, Israel suma los dos puntos de su victoria con Yugoslavia y para nada le perjudica el haber perdido con Francia, que está en la liga de los últimos, al perder con Polonia (76-85).Yugoslavia, quizá dormida en los laureles por tanto triunfo conseguido en los últimos años, tanto europeos como mundiales, tendrá que despertar seriamente si quiere revalidar el título, cosa que parece está a su alcance, toda vez que la Unión Soviética, como ya viene ocurriendo últimamente, ya no tiene la entidad que antes, pese a que mantiene -o precisamente por eso- a los Sergei Belov, Edeskho, Zarmukamedov, Salnikov, Eremin... El baloncesto yugoslavo es evidentemente el mejor, porque los soviéticos, que hacen muchas giras por Estados Unidos -cátedra del basket- no parecen, sin embargo, muy dispuestos a aceptar, ni asimilar, sus tácticas, sistemas o estrategias, y en cierto modo se podría decir que se les ha parado algo el reloj, preocupados exclusivamente de localizar gigantones y de dotar de potencia y fuerza a hombres que deben tener obligatoriamente una gran envergadura, pero que en la mayoría de los casos andan faltos de ideas.

Italia, como se decía en el número de ayer, tiene una importante disculpa, pese a jugar en su ambiente. Las bajas de Marzoratti, Bariviera y Della Fiori, hombres fundamentales en el engranaje de una selección italiana que pese al tropiezo de ayer aún puede aspirar a mucho. Algo parecido pasa con Checoslovaquia en cuanto a lo de las aspiraciones. En el europeo de Bélgica, junto a Yugoslavia, el equipo checo fue el que mejor baloncesto hizo, y el poseer esa gran escuela proporciona con frecuencia triunfos como el que consiguió el lunes frente a Italia.

Cambian los jugadores, cambian los sistemas de concentraciones y de preparación, por aquello de las fechas disponibles; cambian los presidentes, pero hay un hombre que sigue al frente del equipo español: Antonio Díaz-Miguel. Díaz-Miguel tenía prisa por demostrar que lo del europeo de Bélgica (1977) fue un accidente, y que sus respectivas selecciones nacionales están más cerca siempre de los primeros que de los últimos (segundo en 1973, cuarto en 1975).

En esta ocasión, Díaz-Miguel arriesgó e hizo eso que casi ningún entrenador se atreve a hacer aun teniendo, como tienen algunos, el equipo en sus manos durante diez meses, y es que renovó el equipo en más de un 50 %. Hacía falta Corbalán, y lo recuperó. Se lesionó Corbalán, y lo volvió a perder, ahora, frente a rivales más difíciles. No se notó en el equipo, y es ahí donde se ve a los grandes técnicos.

Esto, naturalmente, no es una opinión aislada, y los diarios deportivos italianos coinciden en señalar que el seleccionador español es el principal culpable del éxito del equipo que logró vencer el lunes a la URSS.

Por último, supo dar confianza y responsabilizar a los jóvenes, que responden cuando se les «pregunta» a la hora de saltar a la cancha. En esta ocasión, los triunfos han venido a premiar y a coincidir con el buen juego de la selección y con la labor de un hombre que desde hace años, y sin ninguna reserva, se entregó por completo a desempeñar el más importante cargo técnico de cualquier deporte.

Ahora, en la fase final, y tras el descanso de ayer y hoy, el primer rival es Israel, al que se puede y debe vencer. Ya se hizo en el Torneo de Tel-Aviv no hace muchas fechas. Otro triunfo más podría colocar al equipo español en el podio. No es cosa que esté al alcance de cualquiera.

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