La "ostpolitik" de Juan Pablo II
«Desde la nominación por Juan Pablo II de monseñor Agostino Casaroli, artesano de la ostpolitik de Pablo VI, en el puesto de secretario de Estado, los vaticanistas se preguntan si este hecho significa que el nuevo Papa avala la política de su predecesor para lo que constituyen las relaciones entre la Santa Sede y los países comunistas de Europa del Este. ( ... )Pero Pablo VI dialogaba con los Estados comunistas en posición de debilidad, y debía hacer frente a las sospechas de las jerarquías locales. Juan Pablo II, al menos en lo que concierne a Polonia, se dirige a los dirigentes del país en posición de fuerza. Su gira triunfal en su país natal lo confirma. Después de la acogida delirante reservada al jefe de la Iglesia en Varsovia, en Giezno y en Czestochowa, nadie puede poner en duda el poder de la Iglesia polaca, su enraizamiento en todas las capas de la población, ni su determinación a representar a la nación.
En el discurso de Czestochowa, el Papa, lo ha dicho sin equívoco. Históricamente, la Iglesia ha reemplazado al Estado cuando éste se ha debilitado ( ... ) Esta situación, propia de Polonia, confiere una legitimidad tal a la Iglesia, a los ojos de Juan Pablo II, que el Estado debe estar subordinado a la nación, que puede excepcionalmente ser representada por la Iglesia. ( ... )
Esta Papa eslavo, como gusta ser llamado, da la impresión de alentar proyectos más vastos. En su homilía en Giezno hizo alusiones a las diferentes iglesias orientales, ortodoxas y católicas. Se ha preguntado si la Providencia no le habrá colocado en la silla de San Pedro para hacer oír la voz de la cristiandad eslava en la Iglesia universal.»
París, 7 de junio
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.