_
_
_
_

El corrido de la Maratón Popular, suavizado

El recorrido de la segunda edición de la maratón popular de Madrid, que se celebrará el 20 de mayo, no cabe calificarlo como duro, si tenemos en cuenta la orografía de Madrid. Se ha intentado suavizarlo en lo posible, y por ello ha sufrido tres modificaciones con relación al itinerario del pasado año. Los inscritos, a falta de computar las inscripciones que en estos días llegan por correo, son 6.925

La primera variación está en la Ciudad Universitaria, donde se suprimen los rizos que había en torno a las facultades de Medicina y Filosofía y Letras; la segunda, en la Casa de Campo, de la que se saldrá por encima del zoológico, en lugar de por el parque de atracciones, y la tercera, y más importante, el recorrido por la M-30 termina poco antes del puente de los Tres Ojos, por lo que se entra a la ciudad por la calle de Méndez Alvaro, en vez de hacerlo por la avenida del Mediterráneo, con lo que se evita una de las cuestas más pronunciadas del terreno y unos kilómetros duros de la M-30.El lugar de la salida y llegada se mantiene, parque del Retiro, Paseo de Coches. La carrera comenzará a las nueve en punto de la mañana, y el control quedará cerrado a las dos y media de la tarde. Se prevé que el ganador emplee un tiempo que oscile entre las dos horas y cuarto, y las dos horas y media. El paso del primer corredor por los puntos kilométricos puede fijarse, pues, si se tiene en cuenta que irá a una media aproximada de poco menos de veinte kilómetros a la hora. El paso del último corredor se hace imprevisible situarlo, puesto que muchos acabarán andando, y la cola, del primero al último, puede llegar a medir veinte kilómetros de longitud. La sucesión de corredores llegará, por tanto, a durar horas en los últimos tramos del recorrido.

El punto más bajo de la carrera está en el kilómetro treinta, y el más alto, poco antes del cuarenta, en la plaza de la República Argentina. Este desnivel que habrá de salvar en la parte final de la carrera no es tan duro como a primera vista parece, puesto que la pendiente apenas se aprecia -tenemos el ejemplo de la Castellana-, si bien es continua. Por contra, los dos últimos kilómetros de la carrera son cuesta abajo, al tomar la calle del General Mola.

Para los que se hayan entrenado medianamente, la primera mitad de la maratón se hace relajadamente y casi sin esfuerzo por la novedad y porque los demás participantes arropan; además, la Casa de Campo supone un notable alivio. Cuando se sale de ella ya se está en el kilómetro veinte, y hasta el veinticinco hay una notable bajada -paseo de Extremadura-. Es a partir de entonces, y al meterse en la M-30, cuando tiene que empezar a notarse el beneficio de los entrenamientos. Lo más probable es que llegará un momento de desaliento -sobre el kilómetro treinta- que, si se logra superar, los movimientos se mecanizan y ya se suele llegar a la meta sin problema; de lo contrario, lo mejor es no pararse, sino andar y volver a correr si se nota una recuperación. De cualquier manera, todo lo que se haga en los últimos kilómetros irá en función de lo que se haya entrenado.

Por lo que respecta a las inscripciones, ayer habían sido registradas 6.925. De acuerdo con esta cifra, la salida en la maratón popular se dará a unas 7.000 personas, quinientas menos que hace un año.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_