El Rayo obtuvo en Valencia un punto que puede salvarle del descenso
El Rayo consiguió el domingo un punto de oro para asegurarse su permanencia en Primera División. El equipo madrileño, además, se vio favorecido con la derrota del Santander en su propio terreno. El empate del Rayo en Mestalla, frente al Valencia, puede ser la tabla de la salvación para el equipo madrileño, que prácticamente durante toda la temporada ha estado con la soga al cuello.El Rayo, en esta ocasión, logró que su táctica le respondiera con perfección milimétrica. El equipo madrileño llegó a Valencia con el propósito de obtener, como máximo, un empate. La formación presentada por el entrenador rayista no daba para mayores alegrías. Todo se puso a favor del Rayo. Bonhof erró el lanzamiento de un penalti que Pascual consiguió desviar a córner con un pie, a dos minutos del final del primer tiempo, y el resultado era de un gol a cero. Después, Alvarito obtuvo el empate. Este resultado final se orló después con la guinda de la derrota del Santander. La jornada no pudo ser más redonda para el Rayo, ya que también perdió el Celta en Burgos.
El partido entre el Valencia y el Rayo se caracterizó por momentos claves y decisivos. El encuentro no se pudo iniciar peor para el Rayo. El Valencia acorraló a su contrario en el primer cuarto de hora. Fruto de su dominio fue el tanto obtenido por Diarte, después de los fallos de unos -los rayistas- en despejar y de otros -los valencianistas- en rematar. A los quince minutos, Landáburu realizó posiblemente la mejor jugada del encuentro. Los aficionados la premiaron con fuertes aplausos. El jugador rayista, después de superar a varios contrarios, se plantó ante Pascual y el balón, en el remate de Landáburu, se estrelló en el poste.
Fue a partir de este momento cuando las fuerzas se equilibraron. La equidad se pudo romper, hecha añicos, cuando Saura fue derribado dentro del área. Bonhof lanzó el balón como siempre con fuerza, pero con escasa colocación. Pascual desvió el balón con una de sus piernas. El Valencia parecía haber quemado su último cartucho. Su conformismo se acrecentó en la segunda parte. Llegó el gol rayista y se encontró sin fuerzas para superar la entrega y buena voluntad de un equipo que ve así abiertas las puertas de la permanencia.
El mérito del Rayo fue romper el juego valencianista. Lo hizo con entrega total de todos sus jugadores. El Valencia no realizó un buen partido. Su juego llegó a ser cansino en algunos momentos. Algunos de sus hombres actuaron con desgana, quizá confiados en la superioridad, que solamente existió en teoría. El Rayo respira con el empate del domingo. Ahora, cada jornada será una prueba definitiva. El Rayo supo jugar sus cartas. Técnicamente fue superado por el Valencia, pero los rayistas se colocaron mejor en el terreno de juego. Superaron en velocidad e interés en la lucha a un Valencia demasiado confiado. Además, al Rayo le salió todo bien, hasta donde no jugaba, como Santander y Burgos.
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