¿Quién es quién?
No tengo tiempo para contestar cartas personales, y las cartas generales, circulares o colectivas, procuro contestarlas así, en público, mediante columna, respondiendo con mi generalización a la generalización burocrática, a la despersonalización. El Ministerio de Cultura arrastra una cosa que se llama Instituto Nacional del Libro Español, institución antañazo franquista, mediante la cual el editor siempre tenía razón frente al autor, pues para eso era el editor quien ponía la pastizara y quien había ganado una guerra, mientras que el autor no ponía ni pone más que metáforas, y en cuanto a la guerra, tenía toda la cara de haberla perdido.Esta cosa llamada INLE vive ahora en la calle Rusiñol, lo cual me hace imaginarla rodeada de jardines como una especie de Aranjuez mon amour por donde se pasean los editores fumando un puro encendido con el último original que les hemos enviado. El INLE lleva unos años preguntándose nada menos que esto: «Quién es quién en las letras españolas.» Tremenda pregunta, tremendizada cuestión a la que no han sabido responder con absoluta precisión -como intelectuales que son, como dubitativos que son- ni Menéndez Pelayo, ni Torrente Ballester, ni Valbuena Prat, ni Menéndez Pidal, pero a la que responde con precisión burocrática y tres pólizas un funcionario del INLE.
La primera vez me hizo ilusión que me preguntasen a mí quién era yo, pues ya sólo eso suponía que yo era alguien. Luego me ha ido haciendo menos ilusión, no porque yo sea más, naturalmente, sino porque estoy mucho menos seguro de quién sea yo. Hay que adjuntar foto. Respecto de mí mismo, la foto es lo único que veo claro en este trance administrativo /conmemorativo para la posteridad.
Claro que cuando el funcionario es Pepe Artigas, escritor además de empleado y amigo, no hay más remedio que contestar de alguna forma, aunque quizá quien mejor podría contestar sobre mí sería él o cualquier otro que me conozca lo más posible y me haya leído lo menos posible. O sea, que lo he ido dejando. Más exactamente, me he ido dejando a mí mismo, porque a partir de los cuarenta lo que pasa es que se va uno dejando de sí mismo, «separándose incluso de su naturaleza», como dice más o menos Shakespeare y repiten las preuniversitarias pasotas.
Pues vamos con el cuestionario: «Quién es quien en las letras españolas.» Yo podría rellenar la papeleta de todos los demás, y lo haría con gusto y ensañamiento, pero me aburre la mía. ¿Por qué no me deja a mí el INLE escribir ese libro? ¿Por qué no se me nombra INLE a mí sólo?
Apellidos: dejémoslo en Umbral, que el lector tiene poca retentiva y hay que darle facilidades.
Nombre: Alejandro Francisco de Jerónimo. (Es la primera vez que doy mi nombre de pila completo, lo cual puede revelar un ansia de perpetuidad y un principio de menopausia.)
Dirección: no, que anda por ahí Hitler por la zona nacional. (Y creíamos que el que iba a resucitar era el otro.)
Lugar de nacimiento: El Rastro, Madrid, aunque quede repugnantemente literario y costumbrista. Ya se sabe que la realidad imita al arte: empezó conmigo.
Fecha de nacimiento: ni la gran María Asquerino (verla sin falta en el Infanta Isabel) ni yo hablamos ya de cosas de mal gusto.
Títulos universitarios: grupo escolar municipal y gratuito «José Zorrilla», también conocido como «La gota de leche», hasta los once años de edad, en Valladolid. A esa edad fui expulsado por niño masturbatorio y laico.
Títulos profesionales: ninguno, mientras Ansón no me regale el carnet, que ya me está haciendo falta, porque yo gasto mucha farmacia,
Premios y distinciones: algún autógrafo que me pide alguna preuniversitaria de vez en cuando.
Biografía: no he hecho otra cosa que mi biografía, viviendo y, mayormente, escribiendo.
Obras en preparación: « Los tres mosqueteros» y «Raíces», a ver si a la teletonta le suenan y por fin me adaptan algo.
Otros datos de interés: de pequeño era rubito.
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