Alrededor del Primero de Mayo
«( ... ) La unidad de la izquierda en un frente laboral, que sustancia prácticamente el acuerdo tomado tras las municipales y coloca en situación obligadamente irreversible la hasta hace muy poco hipotética fusión de fuerzas políticas, tuvo, en definitiva, una formulación que deja poco lugar a las dudas. Ayer, en Madrid, con asisencia de sus líderes respectivos, CCOO, UGT, PCE y PSOE vinieron a anunciar un compromiso que les aglutina frente al Gobierno y que propugna, en definitiva, una clara escisión de la sociedad española. En un ambiente de decidida y buscada euforia marxista, las palabras de Felipe González, que afirmó su intención de cambiar la sociedad por la fuerza de la razón no por la razón de la fuerza, se perdieron entre las denuncias furibundas y las acusaciones formuladas a la derecha, considerada ésta como todo el conjunto de fuerzas políticas y sindicales que no estaba allí representado.No cabían, para el país, para la entera sociedad española, otros objetivos y otras formulaciones. No importan, para las dos centrales y los dos partidos marxistas, los intereses de todos los españoles, sindicales o no, sino solamente los suyos. La demagogia callejera, que vino a formular ayer un posible «mayo» al iniciar el mes, soñando acaso con la pesadilla que para Francia constituyó el suyo, hace once años, desprecia la prudencia de la Administración, la existencia de las 3.000 organizaciones sindicales legalmente registradas y la configuración de un mapa sindical muy distinto al existente en España en los años treinta, y exige que los caudales que todos los españoles contribuimos a conformar, de uno u otro modo, pasen a sus partidos y a sus centrales; a éstas directamente y a aquéllos como manipuladores de las correas de transmisión que las segundas constituyen para ellos. )»
, 2 mayo
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