La Gran Feria de Muestras de La Nueva Era
En Inglaterra muere un manifestante antinazi, el rugido de una campaña electoral apocalíptica penetra las ondas, cuando no lo hacen unos reportajes sangrientos sobre Uganda, Eritrea o Irán. La gran actualidad deportiva es el Campeonato Mundial de Billar Snooker, y la gente nueva que pasa por la calle habla con desprecio de «esos viejos hippies». Sin embargo, han comenzado a florecer los narcisos, y del 21 al 29 se ha celebrado el Tercer Festival para la Mente, el Cuerpo y el Espíritu, la mayor manifestación pública de la nueva era, que, entre lluvias y nublados, se empeña en festejar el teórico final del invierno.La gran fachada del Olympia está disfrazada bajo un gran arco iris, viva muestra de lo presuntamente espiritual, en lucha con un entorno hostil. La inmensa nave, cuajada de hierro y rodeada de asfalto, cemento y vías férreas, aloja estos días a visionarios, comerciantes, bailarines, músicos, cocineros naturistas o sanas bicicletas pedaleantes. En esta feria de muestras de lo espiritual y lo sano se han dado cita más de 150 stands a lo largo de la jornada se suceden los actos de diverso tipo, y uno, sin prisas, relajado, puede relajarse aún más mediante un masaje, puede bailar, escuchar música, tratar de comunicarse con un vecino desconocido, puede meditar y puede crear. Las filosofías más esotéricas se dan la mano con quienes luchan por salvar la vida a las ballenas, y uno puede hacer planes para vivencias comunitarias y campestres después de haber comprobado su momento vital en una calculadora especial que también tenemos aquí, a un módico precio.
Claro que todo esto no ha nacido porque sí. El responsable, fundador y organizador es este tipo rubio, barbita y pañuelo al cuello, que tenemos delante. Se llama Graham Wilson, y su organización, marketing, publicidad o merchandising no reproducen para nada el visionarismo, unas veces de tómbola y otras de iglesia, que se respira entre las casetas. «La razón para comenzar esto es mi interés por los estilos de vida alternativos por empujar las fronteras humanas hasta el límite. Por otro lado, yo trabajaba en exportación y marketing, de manera que pensé en combinar mis intereses particulares con mi capacidad profesional. Así comenzamos, hace ahora más de tres años.»
Se prepara otro Festival en Nueva York
La entrada al Festival cuesta una libra y media para los adultos; alquilar un stand oscila entre 28.000 y 43.000 pesetas. Continuando con los números, Wilson explica que el primer año tuvo un pequeño déficit y el segundo un pequeño superávit, que ha de servir para ¡la expansión!: «Ahora tenemos preparado otro gran festival para Nueva York y posiblemente extendamos la idea a Europa, donde ya se realizan algunos monográficos. Otra idea que hemos puesto en marcha es descentralizar el festival y llevarlo a otros centros de población ingleses. »
Así se montan las multinacionales de la nueva era, pero eso al público le importa poco. El año pasado acudieron casi 100.000 visitantes. Hoy, ahora, una señora viejecita y typical english corre desde la entrada hacia... Sus ojos son tan brillantes como los de este tipo de cabeza rapada que contempla durante minutos y minutos los restos de un papel plateado tirado en el suelo. Los hay que pasan sin pararse jamás, como si temieran contagiarse; pero la mayoría ha comprado junto a la entrada un alto grado de desinhibición, y ¡hay oferta! Lo mismo puedes medirte el aura con el método Kirlian, como ponerte morenito y tonificado en una cama Uvasun. Un tipo vestido con babuchas espirales y capa sospechosa te lee un tarot, y la Sociedad Handeliana te conecta, vía auriculares, con la divinidad del Mesías.
En el centro de este recinto se alza la turgente cúpula del arco iris Y es que el color, sus efectos psicológicos, terapéuticos y preventivos, sus significados esotéricos, son la mascota de esta edición. Bajo esa cúpula (a la que se llega por una corta espiral) se encuentra un extraño aparato de aspecto futurista que reproduce cada pocos segundos el ciclo de la lluvia y que, iluminado por una lámpara especial, proyecta cuatro arcos iris triples y temblorosos sobre cuatro lienzos orientados según los puntos cardinales. Allí se escucha la música de Steve Hillage (especial para este asunto) y el aire es puro, tonificante, limpio e ionizado por un aparatito que vende Amcor.
Desde luego,- todo esto resulta algo confuso, sobre todo desde que las diferentes actividades no se encuentran estrictamente separadas Dice Wilson: «El hecho es que la gente puede quedar un poco perpleja, sobre todo de entrada. Pero creo que esta aparente confusión, que no es tanta, contribuye a que se encuentren cosas nuevas, a que se haya pasado un buen rato y, finalmente, a que se expandan los intereses individuales.»
Los malintencionados ciudadanos de la Babilonia industrial pueden pensar que esto es una reunión de maníacos entre los que se pueden deslizar astutos embaucadores. Pero esto -dicen- también está bajo control: «Tratamos de mantener un criterio de calidad y hemos rechazado posibles expositores. Pero tampoco somos demasiado restrictivos, ya que uno de los propósitos del Festival es animar
las personas a que busquen por sí mismas a que acepten sus propias responsabilidades y elecciones.»
Lo cierto es que más allá de su carácter mercantil, este Festival es importante, como muestra y punto de contacto entre visiones alternativas de la actividad del ser humano. Visiones cuyo grado de enloquecimiento y/o validez no pueden o no deben ser despachadas con un comentario chascarrilero
prepotente. Aquí hay gente, mucha gente, que se cree esto más que la sociedad y el sistema de vida por e que hacemos reptar las nuestras Pensamientos y creencias alternativas, tecnología alternativa, nutrición alternativa, formas de curación alternativas.... esfuerzos desparramados cuya unión bajo un mismo techo resulta, cuando me nos, un reto a la imaginación: un verdadero viaje.
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