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Atlético y Barcelona igualaron a balón parado

Atlético de Madrid y Barcelona se repartieron los puntos y casi todo lo bueno y lo malo ofrecido en un partido que se podría denominar de las ausencias. Ambos marcaron sus goles en la primera parte, después de sendas faltas a balón parado -indirecta la del cuadro rojiblanco y directa la del azulgrana-, y en la continuación, aunque el Atlético llegó más a la portería rival, las contadísimas ocasiones de peligro por ambas partes fueron casi idénticas. Si el Barcelona se mostró con más peso específico y entidad en el campo, el Atlético jugó con más rapidez. El partido, salvo un cuarto de hora de la segunda parte, sin ser una maravilla, fue técnicamente de bastante más calidad que los soportados en el mismo escenario esta temporada.En realidad, la sorpresa del choque entre dos equipos que no aspiran ya al título, pero sí a buscar un puesto para la próxima Copa de la UEFA -imperiosamente, el Atlético, y previendo no ganar la Recopa, el Barcelona-, fue su calidad, a pesar de las ausencias. El medio campo rojiblanco que ha jugado últimamente -Robi, Guzmán, Marcial- y la «legión extranjera» azulgrana -Krankl, Neeskens y el españolizado Heredia- no podían estar presentes en el Manzanares por sanciones o lesiones y de ahí que el pronóstico del partido, a la vista del fútbol que ambos equipos -el Atlético, en casa, y el Barcelona, fuera- habían ofrecido esta temporada, no parecía presentarse nada halagüeño. Sin embargo, ya el conocer las alineaciones y comprobar que ambos entrenadores sacaban unos planteamientos de 4-3~3, resultaba positivo. Tal vez podía verse cierto juego de ataque o menos amontonamiento de hombres en el centro del campo, como es habitual con la archisabida táctica del miedoso 4-4-2. Y así fue, en lo segundo. Aunque no brilló demasiado el ataque, si hubo más fluidez en el juego, balones a los espacios libres y hasta precisión en los pases. Realmente se han visto partidos tan nefastos en el mismo césped, que incluso con tan poco, sin la emoción del gol inminente, cabía conformarse.

Si no hubiera sido por el acierto aislado en dos faltas a balón parado, el marcador no se hubiera movido. Bien es verdad que en la segunda parte tiros de Esteban -salvado por Aguinaga, minuto 51-; Aguilar -fuera, 62-, Rubio -fuera, 64- o Carrasco -nuevo desvío de Aguinaga con apuros, 71- pudieron ser goles, pero nada más. El juego más reposado del Barcelona equilibró la rapidez del Atlético y aunque precisamente por ella el equipo rojiblanco llegó más veces con peligro teórico a la portería rival, sólo pudo marcar tras una falta como él. Lo curioso es que, igualados hasta en ausencias, ambos equipos jugaron mejor de lo normal en situaciones similares anteriores.

Los marcajes defensivos estuvieron siempre claros: Albaladejo-Aguilar; Migueli -que ha vuelto a una forma magnífica- con Cano; De la Cruz-Rubio; Sierra-Rexach; Arteche -también espléndido, superando sus torpezas- con Bío -que demostró por que no juega habitualmente- y Capón-Esteban -rápido y peligroso, otro ejemplo de mejoría en el partido-. Aparte ya de Costas y Pereira, los defensas libres, lo que pareció menos claro fueron los emparejamientos en el centro del campo. Marcelino, en lugar de vigilar a Asensi, se quedó con Martínez, Alberto con Sánchez y Leivinha, que al final salió por Ayala, con el capitán barcelonista. En el colmo del equilibrio de un partido que estaba predestinado para el empate, el brasileño, que no es marcador, tuvo a Asensi lo suficientemente entretenido atrás con su pelea atacante como para que no se notara el despropósito táctico de Szusza. Las otras dos parejas, ¡cómo no!, también igualaron. La entrada de Ruiz no sirvió ni para darle ocasión a rematar más de cabeza que Leivinha.

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