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Triunfaron hombres de Rosón

Unión de Centro Democrático gobernará, por mayoría amplia, las cuatro diputaciones de Galicia. El notable ascenso de la izquierda y los nacionalistas no sirvió más que escasamente para colocar dos docenas de diputados cuya voz no será nunca decisoria a la hora de gobernar desde las cúspides provinciales de la Administración local gallega.El triunfador de las elecciones de ayer podría decirse que ha sido el actual presidente de la Xunta, Antonio Rosón, ya que tres de los nuevos rectores de las diputaciones gallegas son hombres identificados, en cierto modo, con el nacionalismo centrista.

En estas elecciones quedó establecida una clara diferencia con respecto al deslumbrante éxito de la oposición al Gobierno, que logró colocar a sus alcaldes en algunos de los más importantes ayuntamientos. Lo que falta por ver ahora es si las distintas tendencias de la UCD gallega que contendieron por las presidencias de las diputaciones se han manifestado sólo para colocar a sus hombres en sus puestos claves o si responde a algo más profundo, cosa que aparentemente puede presentarse ahora mismo como evidente.

El caso de Lugo, donde obtuvo la victoria el hombre de Antonio Rosón, Luis Cordeiro, frente a las

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Triunfaron los hombres de Rosón

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directrices que marcó oficialmente UCD, es quizá el más ilustrativo de esta lucha interna que se viene fraguando en el seno de los centristas gallegos. No deja de ser significativo también el hecho de que la presidencia de Orense haya recaído en uno de los hombres que representa las posiciones más críticas del equipo de Gómez Franqueira. El nuevo presidente, Vitorino Núñez, está integrado incluso, por razones laborales y empresariales en lo que se llama el clan Franqueira, pero ha dejado traslucir últimamente posiciones críticas con respecto al mismo, y ha adornado su elección con diversos pronunciamientos nacionalistas.

En Pontevedra salió otro de los llamados progresistas, el concejal Federico Cifuentes, que forma parte del equipo del actual alcalde de aquella capital, José Rivas. Según versiones de los propios interesados en Lugo, Orense y Pontevedra, las diputaciones quedaron en manos de la tendencia socialdemócrata de UCD. El caso de La Coruña es relativamente distinto. Aquí fue elegido Enrique Marfany, uno de los fieles de Meilán Gil, al que miembros de su propio partido sitúan en la esfera del poder coruñesista menos interesado por el proceso autonómico.

Podría decirse, de alguna manera, que el triunfo ha sido esta vez para el presidente de la Xunta, Antonio Rosón, que logró colocar en su provincia de Lugo a los hornbres que le son más fieles mediante un auténtico e inesperado golpe de fuerza electoral, a la vez que ve que posiciones parecidas a las suyas se instalaron también en las diputaciones de Pontevedra y, en menor medida, Orense.

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